8 maravedis Isabel II 1837 Jubia

Tras la constitución de 1812 nace el Estatuto Real de 1834.
A raíz de la muerte de Fernando VII en 1833 asume la regencia su viuda Maria Cristina, que se alió con los liberales para así llevar a cabo una transformación del régimen político con una finalidad: Salvaguardar el trono a Isabel II frente a los partidarios de Carlos Maria Isidro, lo cual originará las guerras carlistas.

Para ello, la regente nombra secretario de estado a Martinez de la Rosa y como el problema venia desde que Fernando VII se negó a aplicar la constitución del 12, los asesores aconsejan crear una nueva constitución, más moderada, pero no será una constitución sino una carta otorgada, aprobada el 10 de abril de 1834.

A través de esa carta otorgada, el monarca transmite ciertos poderes a órganos ya existentes o ahora creados ad hoc, cuyo objetivo fundamental es derogar las cortes, querían volver al absolutismo. Así, como no pueden con ellas, querían manipularlas. Para ello introducirán la doctrina de la soberanía compartida por las cortes con el rey.

Se reconoce un sistema bicameral (Congreso y Senado), al congreso se le llama estamento de procuradores y al senado estamento de próceres.

Además, en su conjunto darán una interpretación elástica a la división de poderes, no creen en la democracia. En función de ello, corresponde al rey convocar, suspender a los estamentos, así como nombrar a todo el estamento de próceres.

Lo que pretende el estatuto real es satisfacer las aspiraciones de los sectores mas conservadores del estado y sobre todo calmar el descontento contra la monarquía por no haber cumplido la constitución de 1812.

En definitiva, lo que intenta Maria Cristina es ganar tiempo para mantener la dinastía con un gran coste en el país, ya que se dará el primer pronunciamiento llamado el Motín de la Granja en contra de los intentos de la reina. Lo consiguen, obligando a la regente a proclamar la constitución de 1812. Con lo cual, el motín de la Granja deroga el estatuto real del 34 obligando a la regente a convocar nuevas elecciones y a abrir un periodo constituyente nuevo basado en mantener la constitución del 12 pero revisada.

Así, en la revisión, se elabora un texto que obligan a Jurarlo a la reina en el 37 obligándola a aceptar el sistema de elección directa de los diputados, se suprime un numero importante de la constitución del 12 y queda un texto constitucional revisado y flexible, un texto constitucional que revisa a fondo la del 12.

Se combinan principios moderados, conservadores y progresistas, integrando a todos, pero no se solucionará la Guerra Carlista. En todo caso, en lo referido a la corona, intervendrá en el proceso político (Reina y gobierna). El rey nombrará a los ministros y se le da a la corona un papel moderador. Tomás y Valiente nos dirá que “la clave habría sido un rey que moderase el nuevo sistema, la desgracia fue la reina que no sabía ni moderarse a si misma”.

Hasta el punto que la constitución del 37 se acaba pronto, entrando en juego la constitución de 1845.