Tesoros sumergidos de leyenda (II)

Santa Margarita y Nuestra Señora de Atocha


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Por Elena Bargues



La historia
En 1622 partía de La Habana la Flota de Indias con seis semanas de retraso hacia España. Comandaba la flota el marqués de Cadereita, que viajaba en la nave capitana Nuestra Señora de la Candelaria. Un millón y medio de pesos del tesoro fue repartido entre los galeones Santa Margarita y Nuestra Señora de Atocha, un barco construido en 1620 en La Habana por Alfonso Ferreira, maestro constructor, y equipado con veinte cañones de bronce. Nuestra Señora de Atocha fue designado como nave almiranta por lo que navegaría en la retaguardia. Salieron el día cuatro de septiembre y el día cinco les alcanzó un huracán que avanzaba a gran velocidad.


https://www.entretantomagazine.com/2014/04/27/tesoros-sumergidos-de-leyenda-ii-un-rescate-de-leyenda/

Si no recuerdo mal (ahora no tengo tiempo para detenerme a buscar información) la estimación de carga de un navío se medía en "barriles". No me cabe la menor duda que en muchos de estos casos los cargamentos iban rozando el límite en el mejor de los casos - cuando no lo excedían por poco o sobradamente - quizás por tratar de minimizar la cantidad de navíos expuestos a desastres, si a eso le unimos tormentas y demás condiciones climatológicas adversas - difíciles de predecir en aquellos tiempos -, imprecisiones sobre cálculos de profundidad en costa, reducida velocidad de navegación en persecuciones, poca resistencia a bombardeos, etcétera, pues ya tenemos una enorme cantidad de escenarios para venirse abajo.

Habría que hacer notar que incluso aunque asome parte del palo de mesana sobre la superficie del agua (esos son unos cuantos metros, que no es poco), la profundidad era considerable para realizar el rescate incluso a pulmón, incluso con mar plana. Pero es que además había que llegar hasta la instancia del cargamento, incrementando el tiempo de buceo, y eso ¡para quienes pudiesen tener o saber de memoria la estructura de la embarcación!


Y volviendo al asunto del peso, es difícil imaginar que tanto por arrastre como por reflotación consiguiesen en pocos casos desplazar el navío hundido, mucho menos su carga. Y por supuesto hablando en fondos próximos costeros y de cómodo fondo arenoso, en los rocosos ni de coña. Es más, muy malas ideas ambas entonces, que no hicieron otra que desparramar, remover el fondo o hundirlo más. La arena mojada tiene muchas tragaderas.

Al final te das cuenta que hasta un "criador de pollos" sale al rescate, y lo que antes era asunto de marinos, luego vino a ser afición de cualquiera.

Gracias
Saludos

Ric escribió:

Si no recuerdo mal (ahora no tengo tiempo para detenerme a buscar información) la estimación de carga de un navío se medía en "barriles". No me cabe la menor duda que en muchos de estos casos los cargamentos iban rozando el límite en el mejor de los casos - cuando no lo excedían por poco o sobradamente - quizás por tratar de minimizar la cantidad de navíos expuestos a desastres, si a eso le unimos tormentas y demás condiciones climatológicas adversas - difíciles de predecir en aquellos tiempos -, imprecisiones sobre cálculos de profundidad en costa, reducida velocidad de navegación en persecuciones, poca resistencia a bombardeos, etcétera, pues ya tenemos una enorme cantidad de escenarios para venirse abajo.

Habría que hacer notar que incluso aunque asome parte del palo de mesana sobre la superficie del agua (esos son unos cuantos metros, que no es poco), la profundidad era considerable para realizar el rescate incluso a pulmón, incluso con mar plana. Pero es que además había que llegar hasta la instancia del cargamento, incrementando el tiempo de buceo, y eso ¡para quienes pudiesen tener o saber de memoria la estructura de la embarcación!

Y volviendo al asunto del peso, es difícil imaginar que tanto por arrastre como por reflotación consiguiesen en pocos casos desplazar el navío hundido, mucho menos su carga. Y por supuesto hablando en fondos próximos costeros y de cómodo fondo arenoso, en los rocosos ni de coña. Es más, muy malas ideas ambas entonces, que no hicieron otra que desparramar, remover el fondo o hundirlo más. La arena mojada tiene muchas tragaderas.

Al final te das cuenta que hasta un "criador de pollos" sale al rescate, y lo que antes era asunto de marinos, luego vino a ser afición de cualquiera.

Gracias
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Muchísimas gracias por su opinión.