La escultura en la Antigua Roma es original en el espíritu de su finalidad, pero en ella pesan mucho las aportaciones formales etruscas y griegas (helenísticas), siendo de hecho buena parte de la producción escultórica romana copia de originales griegos.
De muy antiguo era el premio al valor militar y de la virtud. Se erigían frecuentemente a los Dioses, pero después pasó este honor a las personas. En estas comenzó por lo más alto, concediéndose a los emperadores y príncipes; después a los Generales y Comandantes de los ejércitos; siguieron a los hombres sabios, eminentes en las letras o famosos por alguna cualidad; y por último hasta a los Magistrados y personas particulares.
En Roma solo se erigían por decreto del senado, de quien pasó después a los emperadores y posteriormente a las curias o decuriones de los pueblos.
Las esculturas romanas están hechas preferentemente en mármol y en menor medida en bronce u otros materiales (marfil, etcétera). Al final del imperio se realizaron estatuas de oro y plata. Son frecuentes el retrato y el relieve histórico narrativo, en los que los romanos fueron grandes creadores. Algunas sirvieron de adorno en los templos.
No obstante, también se esculpieron esculturas de cuerpo entero. En estas estatuas el personaje podía estar de pie o sentado (es más frecuente el retrato sedente en mujeres que en hombres). Hay muchas esculturas de emperadores romanos.
Casi todas las figuras de dioses que se representan en las monedas son estatuas. Las estatuas de los emperadores se representan en las monedas sobre columnas o en sus monedas de consagración.
Estatua estante sobre una columna rostral de una figura desnuda con cabeza radiada que porta lanza y parazonio. La columna está adornada con áncoras y proas de nave. Denario de Vespasiano. Roma 79 d.C.
Estatua de Antonino Pío sobre columna rodeada por valla. Denario de Antonino Pío. Roma 162 d.C.
Estatua de Terminus. Denario de M. Piso M.F. Frugi (Familia Calpurnia). Roma 68-66 a.C.