Denario de la gens Aemilia. TER - PAVLLVS. Paulo Emilio con Perseo y sus dos hijos. Roma.

Pero, otra vez de nuevo, antes de la elección hubo otro soplo de otro discurso privado que Catilina había dado a sus seguidores, de cómo era el único candidato del que dependían los desheredados. Cicerón sintió que el peligro era lo suficientemente grande para posponer la elección. Llegaron rumores de que habría un atentado contra Cicerón en la nueva fecha elegida para la elección por lo que Cicerón apareció llevando una coraza, lo cual dejó claro a los votantes los peligros inminentes para el Estado. Catilina fue derrotado de nuevo. Incapaz de ganar el poder en unas elecciones legítimas, Catilina empezó a volverse más claramente hacia un conflicto civil violento. Sacando su fuerza de la misma región geográfica que Lepidus, Catilina lideró los mismos asuntos por lo que se encontró con los mismos seguidores. Los paralelos eran obvios y para nuestro monedero, que estaba rehabilitando el buen nombre de su familia, tuvo que ser bastante desagradable. Quizás fuese otro intento para distanciarse así mismo de la disensión civil de su padre lo que condujo a Paulus a denunciar a Catilina acusándole de violencia. Con este fondo la cabeza de Concordia, que también aparece en una segunda moneda emitida conjuntamente con su compañero monedero Scribonius Libo, empieza a tener más significado.
Las revelaciones de Cicerón detallando la evidente conspiración forzó a Catilina a retirarse de Roma antes de que se enfrentará a los cargos de Paullus. El Senado lanzó su decreto de emergencia y a los magistrados menores, que incluían a los vigintisexviri, se les ordeno poner vigilancia nocturna para desbaratar el plan de Catilina para quemar la ciudad. El peligro rápidamente se pasó cuando Cicerón arrestó a los conspiradores que quedaban en la ciudad y, tras una votación en el Senado sobre la pena de muerte, ejecutó sin juicio a cinco de los más prominentes. Al principio del siguiente año, Catilina murió en batalla y su ejército fue destruido.
Cuando Cicerón rememoró estos sucesos en un discurso siete años después, dijo de los esfuerzos de Paullus: “¡Qué ciudadano! Que hombre, que usó la autoridad de las leyes para echar a estos dos viles traidores de la patria, enemigos incluso de sus propios hogares. ¡Un hombre que nació para salvar a la República!”
Si estos fueron los elogios que esperaba ganar, si esta fue la impresión que esperaba crear, aparentemente no fue compartida por bastantes de sus conciudadanos para hacerle ganar el puesto de cuestor en el 62. Quizás el peligro de la conspiración de Catilina sólo se juntó al bagaje político que su padre le había dejado. Pero el tiempo y la persistencia condujo finalmente a Paullus al puesto de cuestor a la veterana edad de 34 años, o quizás aún más viejo. Irónicamente, sólo sabemos la fecha de su puesto de cuestor en el año 59, porque Paullus fue acusado ese año como el líder de una conspiración para matar a Pompeyo. La información que dio Vettius era sospechosa porque entonces Paullus estaba en la lejana provincia e Macedonia, pero la acusación era verosímil, ya que Caepio Brutus fue nombrado como uno de los conspiradores, y ambos habían perdido a sus padres en la revuelta de Lepidus sofocada por Pompeyo. Muchos senadores, sin embargo, pensaron que toda la conspiración era un montaje y cuando Vettius apareció muerto en su celda no hubo más investigaciones.
Cuando Paullus volvió de Macedonia, empezó un proyecto diseñado para ganar y atesorar toda la riqueza posible en su puja para conseguir un puesto de mayor responsabilidad y así rehabilitar el nombre de la familia. En el Foro rehabilitó una estructura noble, aunque deteriorada por el paso de los años, que llevaba el nombre de Basilica Aemilia et Fulvia, construida en el 179 por el bisabuelo del monedero y colega censor, Marcus Fulvius Nobilior. Puallus se hizo cargo de la detallada y cara reconstrucción. En una carta a Atticus en el octubre del 54, cicerón anota su progreso: “Paullus casi ha reconstruido la basílica en medio del Foro, usando las mismas columnas antiguas, pero ha hecho un gran y magnífico trabajo en la parte que ha construido. ¿Por qué, preguntarás? No hay nada más influyente que ese monumento, nada más glorificante.”

Ahora, finalmente Paullus pareció que había obtenido el “efecto” deseado, por lo que ganó la elección a pretor en el año 53 y el consulado en el año 50. Cicerón escribió desde Cilicia en septiembre del 51 para felicitarle por su elección como cónsul:
“Aunque nunca dude que el pueblo romano podría finalmente elegirte como cónsul con un voto unánime en consideración a tus grandes servicios a la República y por la gran dignidad de tu familia, sin embargo, sentí una alegría increíble cuando hoy las noticias. Ruego a los dioses que te sonrían en tu labor y que administres de acuerdo a tu dignidad y la dignidad de tu familia.”
Cicerón sería defraudado. Desafortunadamente el precio de reconstruir la dignidad fue caro. Paullus estaba ahora sumido en deudas y César vio la oportunidad, incluso aunque Paullus era conocido por su hostilidad hacia él. El mandato de César en la Galia iba a expirar en el 50 y el colega de Paullus, Gaius Marcellus, un rabioso enemigo personal de Cesar, estaba presionando para que se le reclamara inmediatamente a Cesar desde la Galia. César esperaba concurrir al consulado, pero rehusó dejar su mando y por tanto la posibilidad de poder ser perseguido antes de que pudiera ganar la inmunidad con un nuevo imperium. No podía afrontar a la vez a dos cónsules hostiles presionando para su renuncia por lo que compró la neutralidad de Paullus con un buen soborno registrado en las fuentes antiguas como de unos 1500 talentos. No sólo consiguió que Paullus fuese neutral ese año en su consulado, sino que no se sabe nada de él durante la guerra civil, parece que permaneció neutral durante todo el conflicto.
No se registró ninguna actividad política de Paullus hasta la muerte de César el 15 de marzo del 44. Antonio había sido cónsul con César en el 44 y fue el más influyente en conseguir los honores y cargos de César, siendo confirmado en masa por el Senado. Aunque uno de los cargos provinciales ratificados fue el mando de Decimus Brutus en la Galia Cisalpina, y eso siendo uno de los conspiradores en la muerte de César. Pero la Galia Cisalpina había sido la mejor base logística de César así que Antonio decidió más tarde que el también necesitaría su base para su propio imperium proconsular, así que envió a un tribuno de la plebe que llevó su proposición ante el pueblo y recibió la Galia Cisalpina como su provincia por la asamblea popular. El Senado y Decimus Brutus rehusaron el cambio. Antonio se vio obligado a luchar por la provincia. Decimus Brutus no quiso ir a luchar, así que Antonio se fortificó en Mutina y se preparó para un asedio con la esperanza de una solución diplomática. Cuando la negociación falló, el Senado declaro el estado de guerra en febrero del 43 y el nuevo cónsul Hirtius fue a Mutina. Paullus fue un miembro de una de las embajadas enviadas a Antonio durante este periodo, y como poco consiguieron por sus gestiones se fueron rumbo a Massilia para encontrarse con Sextus Pompeius, el cual había sido recientemente convencido para hacer la paz con el Senado por el hermano de Paullus, Marcus Lepidus, y estaba ahora ofreciendo sus servicios al Senado contra Antonio en Mutina. Pero las negociaciones no iban a ninguna parte por lo que el Senado envió al otro cónsul, Pansa, a reforzar a Hirtius y ordeno a Marcus Lepidus, gobernador de la Galia Narbonensis, atacar a Antonio. Lepidus, sin embargo, no lo hizo por lo que hubo rumores de un acuerdo secreto que se había hecho en marzo entre Antonio y Lepidus. Pero el 14 de abril en el Foro de los Galos los cónsules Hirtius y Pansa sin la ayuda de Pompeyo o Lepidus, ganaron una batalla inicial sobre Antonio y luego consiguieron la victoria decisiva el 21 de abril en la batalla de Mutina. El Senado entonces tuvo el valor para declarar a Antonio y sus asociados como enemigos públicos. Viendo que no podía afrontar otra derrota, Antonio se retiró al oeste hacia Lepidus. Los dos ejércitos se encontraron a mediados de mayo y acamparon en las orillas opuestas de un río, sin que hubiera hostilidades, confirmando aparentemente alguna clase de acuerdo entre Lepidus y Antonio. Como los soldados de ambos ejércitos eran veteranos que habían servido juntos bajo César, Lepidus permitió una fraternización frecuente entre ambos campamentos. Finalmente, los soldados le anunciaron que no lucharían contra Antonio, una posición que Lepidus refrendó; Antonio fue admitido en el campamento y unieron sus fuerzas el 29 de mayo.

Es difícil restaurar y reconstruir la dignidad de una familia cuando un hermano, como su padre, se levanta en armas contra el Senado. Paullus lideró en el Senado la declaración de enemigo público de su hermano, pero este decreto fue rápidamente retirado cuando Octavio, elegido con su pariente Quintus Pedius el 19 de agosto para los consulados dejados vacantes por Hirtius y Pansa, que habían muerto en Mutina, meditó que la nueva fuerza combinada de sus oponentes demandaba un compromiso. Mantuvo una conferencia con Lepidus y Antonio tras los que se unió a ellos en una coalición diseñada para controlar el gobierno y lidiar con los ejércitos orientales de los asesinos de César, Cassius y Caepio Brutus. El triumviri volvió a Roma para ver su coalición ratificada por el voto del pueblo el 27 de noviembre del 43. Su primer acto fue eliminar a la oposición política y asegurarse el dinero para la guerra proscribiendo a sus enemigos. Como pago a su hermano por declararle como enemigo público, Lepidus puso el nombre de Paullus y su hijo como los primeros de la lista. Los dos consiguieron escapar y conseguir llegar a salvo con Brutus. Tras su derrota y muerte, navegaron hasta Mileto, donde Paullus estuvo el resto de su vida, rehusando volver a Roma incluso aunque más tarde fuese perdonado y llamado por Octavio.

Espero que os haya gustado la historia de este denario.

Un saludo a todo el Foro.
Dimicante

Magnífico Dimicante

que pena que no este este libre en castellano

Impresionante Dimicante,mil gracias

- Gracias Domicante. Ya que yo leo siempre con un lápiz entre las manos, he tomado algunas notas. Saludo.