8 Reales 1821. Fernando VII. RG. Zacatecas. Una Ceca de Guerra

Miguel Hidalgo

El 16 de septiembre de 1810, el padre Miguel Hidalgo, ante una multitud congregada en torno a la Parroquia de los Dolores en Guanajuato, exhortó su famoso grito: "¡Viva Fernando VII!, ¡viva América!, ¡viva la religión y muera el mal gobierno!", según una de tantas versiones sobre este episodio histórico. La mecha de la que sería conocida como Guerra de la Independencia de Méjico quedaba oficialmente encendida.

Una de las consecuencias derivadas de esta Guerra supuso una riqueza más de la ya muy rica numismática española, puesto que dado el peligro que suponía trasladar metales desde las provincias a la capital, donde se encontraba la Casa de la Moneda del Virreinato, hizo surgir diversas cecas auxiliares con carácter temporal dada la inestabilidad política de Nueva España. Tal caso fue la constitución de la Casa de la Moneda de Zacatecas el 14 de noviembre de 1810, ya que ante la inviabilidad de enviar plata a la capital, Don Miguel Rivero, Conde de Santiago de La Laguna e intendente de la dicha provincia, solicitó al Virrey Francisco Javier Venegas la creación de dicha Ceca. Zacatecas, con las minas más ricas de Nueva España y que ya pidió el privilegio real de acuñar moneda en 1575, por fin conseguía su “sueño” de batir plata. El primer director de Ceca fue Manuel Ramos, relojero de la ciudad.
La ciudad, como era de esperar, no fue ajena a los acontecimientos que se cernían en Méjico y pasó de manos realistas a insurgentes y viceversa en diversas ocasiones a lo largo de la campaña. Prueba de ello, y a modo de ejemplo, citaré algunas de sus peripecias en dicho conflicto: el 2 de noviembre de 1810 fue tomada por el General insurgente Rafael Iriarte, el 28 de enero de 1811 llegaron los insurrectos Hidalgo y Allende y, tras la caída de los principales líderes rebeldes, volvió a tornar a dominio español hasta que el 15 de abril de 1811, el General insurgente Ignacio López Rayón, tras su victoria en Puerto de Piñones, tomó Zacatecas derrotando de nuevo al Coronel realista José Manuel de Ochoa. En septiembre de 1811 la ciudad ya estaba en manos españolas y fueron exhibidas por los realistas en ella las cabezas de los jefes insurrectos: Hidalgo, Allende, Almara y Jiménez. Pese a todo, las monedas de plata parecen no ser testigos, aparentemente, de estos cambios de mano pues no rechazan la simbología monárquica pro-hispana; esto en mi opinión es debido a que los insurgentes en un primer momento estuvieron a favor, hasta que adoptaron posturas más radicales, de su Señor y Rey legítimo Don Fernando VII. Además, las monedas acuñadas en Zacatecas con los símbolos monárquicos preestablecidos hicieron que fueran aceptadas por el pueblo y el comercio por la bondad de su ley y el exceso de metal, siendo preferidos en Veracruz y pagándose a nueves reales fuertes. (Adolfo Herrera, El Duro, p. 36).

El 10 de marzo de 1820, el Rey Fernando VII juraba la Constitución de 1812; el periodo histórico conocido como trienio liberal daba comienzo. En Nueva España este acontecimiento fue recogido con alarma pues este hecho constitucional hacía peligrar los privilegios de la élite novohispana que un primer momento se mostró a favor de España y que ahora, con la revuelta independentista ya prácticamente sofocada, apoyó la causa rebelde en detrimento de los intereses españoles. En esta ocasión sí que consiguieron la independencia del Virreinato, formalizada con la entrada del Ejército Trigarante en la ciudad de Méjico el 27 de septiembre de 1821. España, tras diversas intentonas fracasadas de reconquista, reconoció oficialmente la independencia de Méjico en 1836.
Volviendo a Zacatecas, la ceca acuñó plata a nombre de Fernando VII de 1810 a 1822. Y ciñéndonos a la pieza expuesta podemos ver que el ensayador es RG (José Rodríguez Gallinas); no deja de ser curioso y llamativo que aparezca su nombre y apellido como si de las dos clásicas marcas de ensayadores se trataran. El busto tosco y rudo, retrato de necesidad bélica, imitativo del bello y común busto fernandino obra de Félix Sagau. Según los datos recogidos en El Duro de Adolfo Herrera procedentes de la Biblioteca de legislación ultramarina de Zamora y Coronado, la tirada para el bienio 1821-1822 fue de 4.937.155 piezas.
La Casa de la Moneda de Zacatecas sobrevivió a la contienda armada y acuñó hasta el año 1905, casi un siglo de producción monetaria mejicana. La segunda ceca más productiva después de la de la capital.