Grabado retrato de Felipe IV. 1657. Autor Pedro de Villafranca. Dedicado a Jotasoler

Pedro de Villafranca y Malagón nació en el manchego municipio de Almagro o Alcolea de Calatrava, según autor, en el año de 1615. Siendo un muchacho marchó a Madrid donde aprendió el oficio de grabador de la mano de la dinastía de artistas, los Perete o Perret.

Amigo y bien relacionado en la Corte de Felipe IV y Carlos II, desarrolló su actividad junto a los ilustres Juan de Solís, Juan de Arellano, Diego Velázquez, Antonio Arias, Claudio Coello, Juan Carreño, Sebastián Herrera, Francisco Ricci…

En 1654, el Rey Felipe IV, gran mecenas de las Bellas Artes, conocedor de su trabajo, lo hace “su tallador de láminas”, esto es, grabador del Rey. Acapararía casi en monopolio la realización de los retratos del Rey Planeta.

Ampliamente influenciado por Velázquez e incluso por Rubens y Anton van Dyck, ilustrará el libro del religioso Francisco de los Santos (Descripcion breue del monasterio de S. Lorenzo el Real del Escorial, vnica marauilla del mundo; Fabrica del prudentíssimo Rey Philippo Segundo: Aora nueuamente coronada por el Cathólico Rey Philippo quarto el Grande con la magestuosa obra de la Capilla insigne del Pantheon. Y traslacion à ella de los Cuerpos Reales) publicado en Madrid en 1657 con diversos grabados, destacando por encima de todos el retrato de Felipe IV. Este grabado, considerado como una de sus obras maestras, es el punto álgido de la calidad retratista del artista; la influencia velazqueña es muy palpable.
En la parte superior del grabado puede verse debajo de la corona, Felipe IV “corona”, finaliza, las obras del Panteón Real. Esto puede leerse en la inscripción latina que reza en la entrada de la regia cripta: A Dios Omnipotente y Grande (D.O.M). Lugar sagrado dedicado por la piedad de los Austrias a los despojos mortales de los Reyes Católicos, que aguardan el día ansiado, bajo el Altar Mayor, del Restaurador de la Vida. Carlos V, el más esclarecido de los Césares, deseó este lugar de reposo postrero para sí y para los de su estirpe; Felipe II el más prudente de los Reyes, lo eligió; Felipe III, príncipe hondamente piadoso, dio comienzo a las obras; Felipe IV, grande por su clemencia, constancia y religiosidad, lo agrandó, hermoseó y terminó en el año del Señor de 1654. Se ve una vista del Panteón Real del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial con las tumbas reales que había en ese momento: Carlos I, Felipe II, Felipe III y sus respectivas esposas madres de Rey.
En la zona central del grabado se puede ver el retrato de Felipe IV, basado en los contemporáneos de Velázquez y alrededor leyenda: PHILIPVS IV MAGN(vs) HISPANIARVM REX (FELIPE IV “EL GRANDE” REY DE LAS ESPAÑAS).
En la parte inferior, vista frontal del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial basado en el grabado de Juan de Herrera de 1587 ejecutado por Pedro Perret padre. Leyenda superior: OPVS MIRACVLVM ORBIS (LA OBRA MILAGRO/MARAVILLA DEL MUNDO). En la parte baja del pedestal la firma del autor.
Pedro de Villafranca es considerado el mejor grabador español del siglo XVII, tanto en la técnica a buril como a aguafuerte. También fue pintor aunque en menor medida. Falleció en Madrid en el año 1684 a la edad de 69 años.