Una pena. No pude verlo porque hacía un calor de muerte y nos tuvieron media hora a pleno sol contándonos la historia del templo así que cuando dijeron que subiéramos, el suelo se me ondulaba y encima no me había llevado agua. Consecuencia, para evitar capotar, me fui directo al bar, me pedí una botella de agua y me senté en frente de un ventilador a bebérmela y esperar que los demás volvieran. También me compré un sombrero para la próxima no cocerme los sesos.