Ahí estuve yo en esos seis estados del Caribe en 2009.
Sinceramente creo que hay un punto que marca una diferencias en la crítica de estos aspectos sobre cualquier pieza. Y ese punto debe ser el justo para no desequilibrar la balanza entre lo que es (o debe ser) un billete (en este caso) y de lo que es (o debe ser) un diseño, sea artístico o formal.
Desde el mismo instante en que un diseño cobra una dimensión tal, suficiente para desequilibrar esos dos estados, el arte se puede cuestionar. Hay otros aspectos que son indudablemente prioritarios, pero que normalmente no forman parte de esa evaluación gráfica.
Mi opinión, por supuesto.
Saludos
¡Deja que fluya!