Buenaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
Parece que he sido algo bueno y los reyes me han dejado esta pieza:
PAIS: Imperio romano
EMPERADOR: Aureliano
VALOR: As
AÑO: 275 d C.
DIAMETRO: 24 mm.
PESO: 5,68 gr.
METAL: Bronce.
CECA: 11ª emisión de la ceca de Roma 4ª oficina
REFERENCIA: RIC V 80 - Cohen 35 - RIC temporal 1878
RAREZA: S (Escaso)
ANV.: Busto laureado con coraza mirando a dcha. del emperador Aureliano. Alrededor leyenda: IMP AVRELIANVS AVG.
REV.: Severina y Aureliano estantes, cara a cara, dándose la mano, entre ellos, busto radiado del dios Sol mirando a dch. En exergo marca de oficina: Δ. Alrededor leyenda: CONCORDIA AVG.
REFORMA MONETARIA.
La reforma monetaria organizada por Aureliano es muy importante tanto desde el punto de vista histórico como numismático. La restauración de la ceca, símbolo de poder, está indiscutiblemente ligada a la restauración de un Imperio. Poco después de su ascenso, Aureliano ordenó el cierre de la ceca de Roma, cuyas monedas eran de muy bajo peso y con un porcentaje de metal muy inferior al de otras cecas desde el reinado de Galieno.
Se ha escrito mucho sobre la reforma monetaria de Aureliano y las hipótesis son demasiado numerosas. Según Jean-Pierre Callu (La política monetaria de los emperadores romanos del 238 al 311, París, 1969, p. 325 y siguientes) observa tres tendencias en las distintas teorías: la tendencia del “status quo”, donde la moneda reformada conserva el valor del antoniniano anterior a la reforma, es decir 2 denarios, tendencia “deflacionaria”, donde la nueva moneda vale menos de 2 denarios, y tendencia “inflacionaria”, que considera que la nueva moneda vale más de 2 denarios. Jean-Pierre Callu también sugiere nombrar al antoniniano reformado como aureliano, y yo sigo esta línea.
El estudio de los papiros egipcios muestra una clara subida de precios durante el reinado de Aureliano. En consecuencia, el valor del aureliano es necesariamente mayor, o al menos igual, a 2 denarios. De hecho, una política “deflacionaria”, en la que el aureliano habría valido menos que un antoniniano, habría tenido la consecuencia inevitable de una caída de los precios. Esta observación nos permite ignorar muchas teorías. “Además, ¿por qué milagro pudo este emperador (Aureliano, nota del editor) haber tenido cantidades de plata pura que le permitieran limpiar una situación que había sido extremadamente degradada después de treinta años de degradación continua del sistema circulatorio básico?” (Jean-Michel Carrié y Aline Rouselle, El cambiante Imperio Romano, de Septimio Severo a Constantino, 192-337, París, 1999, p.567).
La pequeña moneda de vellón acuñada poco después de la reforma monetaria, a menudo llamada denario de vellón o bronce, a veces lleva la marca VSV en el exergo. La interpretación más sensata de esta inscripción es leer Vsvalis, moneda “habitual”. Pero ¿cuál podría ser esta moneda “habitual” en el momento de la reforma monetaria? Probablemente sea el antoniniano el que representó con diferencia la moneda más abundante en circulación, si no la única. Podemos estimar, como lo hacen muchos estudiosos, que estos “denarios posteriores a la reforma” tienen un valor de 2 denarios. De ello se deduce que el aureliano, de peso mucho mayor que el denario posterior a la reforma, tiene un valor necesariamente superior a 2 denarios.
Gran parte del problema se reduce a interpretar correctamente la marca XXI, a veces denominada XX o KA, que se encuentra en el exergo de los aurelianos. Una primera interpretación de esta sigla es que se trata de una marca de valor: XXI significaría entonces 20 sestercios, es decir 5 denarios. Sin embargo, cabe hacer dos objeciones a esta atractiva hipótesis. La primera es que sólo estarían en circulación los antiguos antoninianos (2 denarios) y los aurelianos (5 denarios según esta teoría). Los intercambios sólo podrían ser complicados sin una moneda de denario, que hubiera permitido intercambiar con un aureliano.
La segunda objeción tiene en cuenta los rarísimos dobles aurelianos. La existencia de esta denominación no está en duda porque las monedas muy raras de Caro (Bastien 443) llevan una corona doblemente radiada y la marca XI en el exergo. Sin embargo, si XXI dijera 20 sestercios (5 denarios), entonces el doble aureliano valdría 10 sestercios (2,5 denarios), lo cual es contradictorio.
La solución nos la traen los estudios metalúrgicos. De hecho, los exámenes han revelado que el contenido medio de plata de los aureliani es del 4,5%, casi el 5%. Así es sin duda como debemos interpretar la sigla XXI: 20 aurelianos equivalen a una moneda del mismo peso de plata pura. Esta hipótesis se ve confirmada por el análisis de las monedas con XI que revela un contenido de plata cercano al 10%: 10 de estas monedas equivalen a una moneda de plata pura del mismo peso.
Pero, en este caso, ¿cuál debería ser el valor en denarios del aureliano? Los denarios laureados posteriores a la reforma tienen un valor de 2 denarios, si la interpretación de la marca VSV vista arriba es correcta. Su peso medio es ligeramente superior a medio aureliano, pero su contenido en plata fina es inferior al 5%, lo que lo compensa: probablemente sean medio aureliano. Por tanto, el aureliano vale 4 denarios.
Tenga en cuenta que este valor permite simplificar los intercambios con el antiguo antoniniano que todavía representaba la mayoría de las monedas en circulación y que, por lo tanto, un aureliano equivale a dos antoninianos.
Si la diferencia de apariencia entre un antoniniano de Claudio II y uno de Aureliano es marcada, lo es mucho menos entre un antoniniano anterior a la Reforma acuñado después del 271 y un aureliano. En efecto, Sylviane Estiot ha demostrado que una primera “reforma” monetaria se puso en marcha al comienzo del reinado de Aureliano: además de las monedas de las primeras emisiones, que retoman las características de las monedas de Claudio II y Quintilo, los antoninianos de Aureliano muestran una clara mejora en el peso, el contenido de metales preciosos y una calidad llamativa. El objetivo de estas mejoras era sin duda preparar todos los talleres monetarios para la reforma monetaria del 274. Sin embargo, el peso medio de estas monedas es muy inferior, y a menudo equivalente, al de los aurelianos; el contenido de plata es de alrededor del 3,5% para los antoninianos, frente al 4,5% para los aurelianos (Maravielle p.37 y siguientes).
Incluso si el valor de estas monedas fuera esencialmente fiduciario, ¿podría el público aceptar, o incluso entender, que un antoniniano de Aureliano anterior a la Reforma valiera la mitad que un Aureliano, muy similar en apariencia, debido a la única marca XXI? ¿No hubo riesgo de confusión? Una hipótesis probable sería que todos los antoninianos de Aureliano fueran asimilados tras la reforma con los aurelianos, lo que explicaría, en parte, un repentino aumento de los precios.
La reforma monetaria del 274 todavía plantea muchos problemas, aunque las recientes investigaciones realizadas sobre la acuñación de Aureliano son alentadoras y permiten comprender esta reforma desde una perspectiva diferente. Sin embargo, la cuestión es fundamental: la reforma del 274 es, por así decirlo, la “piedra angular” del sistema monetario de finales del siglo III. La reforma monetaria de Diocleciano, y por tanto el sistema monetario del Bajo Imperio, sólo puede estudiarse realmente sobre bases sólidas que requieren conocer el estado del sistema monetario antes de esta otra reforma.
Estas son las monedas que se acuñan, no en todas las cecas, tras esta reforma:
- Aureo Binio. Con un peso sobre 8,25 gramos.
- Aureo. Con un peso sobre 6,54 gramos.
- Æ Aureliano sin marcas. Con un peso de 4 gramos y 5% Ag
- Æ Aureliano con marca XXI. Con un peso de 4 gramos y 5% Ag
- Æ Aureliano con marca KA. Con un peso de 4 gramos y 5% Ag
- Æ Denario. Con un peso de 2.35 gramos y 2,5 % Ag.
- Æ Sestercio. Con un peso sobre 15 gramos
- Æ Dupondio. Con un peso sobre 9.50 gramos
- Æ As. Con un peso sobre 7.25 gramos