Moneda por todos conocida que fue emitida en tiempo de la
Segunda República Española en
1934. El año de 1934 se estrenó con gobiernos de carácter conservador que pretendieron rectificar lo que se había legislado desde el triunfo de la república tres años antes. Fueron gobiernos de poca andadura temporal y que se sucedieron uno tras otro desde noviembre de 1933 hasta febrero de 1936.
A lo largo de este año 1934 tuvieron lugar sucesos de de todo tipo. Los más joviales, y que permitían albergar la esperanza de un futuro más risueño para España: fueron los inicios de los vuelos del autogiro de
La Cierva; del estreno en el teatro real de la obra Yerma de
Lorca; de la gesta del piloto
Ramón Torres Guasch, que cruzó por primera vez en vuelo el Sahára.
Otros más tristes ensombrecían el panorama patrio, como el restablecimiento de la pena de muerte por
garrote vil; la
censura previa de la prensa; y la peor de todas: la llamada
Revolución de Octubre.
Aleación: cuproníquel
Alineación: moneda
Peso: 7 g
Diámetro: 25 mm
Anverso: a la izquierda imagen femenina representativa de la república con una rama de olivo en su mano. Entre la mano y la frente el año 1934 . Al rededor del listel REPÚBLICA ESPAÑOLA
Reverso: en el centro una rueda dentada. A la izquierda de esta una espiga, y debajo una rama de olivo. Sobre la rueda y en la derecha el valor 25 CÉNTIMOS.
Canto: liso
Pero si hubo un suceso luctuoso importante y triste para la España que trataba de salir de aquella pobreza económica, social e intelectual no fue otro que el fallecimiento de
Santiago Ramón y Cajal.
Había salido indemne de dos guerras como médico militar: la carlista entre 1872-73; y la de Cuba, entre 1873-75. Aunque debilitado y enfermo por el paludismo logró regresar a España en junio de 1875 con una doble derrota: la física por la enfermedad contraída, y la moral por el caos administrativo y la inmoralidad de cargos políticos y militares, que no dudaban en detraer recursos de los soldados enfermos que él atendía, para lucro propio.
En 1877, con veinticinco años, se doctoró con la tesis Patogenia de la inflamación". A partir de entonces, influido por su maestro el doctor
Aureliano Maestre de San Juan, su vocación investigadora comienza a desarrollarse plenamente.
Fue nuestro primer
Nobel en medicina en 1906, reconociendo su trabajo sobre la estructura del sistema nervioso. Su buen amigo, el reputado científico suizo
Rudolph Albert von Kölliker (que había descubierto que cada espermatozoide es una célula germinal masculina individual), fue el difusor en Europa de sus estudios y teorías sobre la neurociencia. Como científico fue reconocido como padre de la neurociencia, y desarrolló la innovadora teoría de que el tejido cerebral está compuesto por células individuales.
De él opinó
Ortega y Gasset : "el caso de Ramón y Cajal era una vergüenza para España, en lugar de un orgullo, porque constituía una excepción".
Severo Ochoa, nuestro segundo Nobel de medicina dijo de él: "si la investigación en biología y medicina en España era pobre, sin Cajal habría sido nula".
Tras una vida intensa en estudios y reconocimientos, el doctor
Santiago Lorén Esteban en su biografía sobre Cajal escribe: "Sobre la mesilla, junto a la cama, había un calendario abierto por la fecha del día:
17 de octubre 1934. Fe Ramón Fañanás tomó la pluma allí abandonada por su padre y escribió: «Este día, a las once menos cuarto de la noche, murió mi padre»