Aún siendo un rey popular y bien visto por los españoles, no fueron fáciles los años de regencia de Alfonso XII.
Desde su llegada al trono ya tuvo que gestionar la
tercera guerra carlista, y lo hizo desde la primera línea de combate. Tanto es así que, pocos días después de su proclamación (en enero de 1875), apunto estuvo de caer en manos de los sublevados, al mando del mismísimo pretendiente Carlos, el día 3 de febrero.
El año de 1879 fue especialmente intenso en la corta vida del monarca. Venía del fallecimiento de su amada esposa,
María de la Mercedes en junio del año anterior y un atentado fallido en octubre de ese mismo año.
Este año tuvo que contraer matrimonio por razones de estado, y el 29 de noviembre casó con
María Cristina de Habsburgo-Lorena. Un mes después sufriría un nuevo atentado del que nuevamente salió ileso.
Alfonso XII fué un monarca popular, tanto por el matrimonio con su prima María de las Mercedes, como por su interés por visitar lugares abatidos por las desgracias.
Una de esas visitas fué a Murcia, y a consecuencia de la es quizá la mayor tragedia por inundaciones de la que se tiene constancia en España.
Aleación: plata 900 ml
Alineación: moneda
Peso: 25 g
Diámetro: 37 mm
Anverso: en el centro busto del rey mirando a la izquierda. alrededor de la gráfila: ALFONSO XII POR LA G. DE DIOS
Reverso: en el centro escudo de España. sobre este: REY CONSTL. DE ESPAÑA. Bajo el escudo: 5 PESETAS
Canto: 27 flores de lis en tres grupos de 9.
El día
15 de octubre de 1879 se produjo la llamada "
riada de santa Teresa".
El día anterior, las copiosas lluvias que se habían producido en el municipio de Lorca, habían inundado las huertas y barrios más bajos de la ciudad. Se estima en más de 600 litros los que cayeron en una sola hora, y el río Guadalentín alcanzó un flujo de más de 1400 m³/s. Imparable en su recorrido, cuando llegó a la confluencia con el Segura en Alcantarilla, muy cerca de la ciudad de Murcia, el caudal llegaba los 1890 m³/s, y a su paso por Orihuela pocos kilómetros después superó los 2000 m³/s
Aquella dantesca madrugada, ni el repicar de campanas tocando a rebato; ni los huertanos haciendo sonar las caracolas en un último y agónico intento de salvación, pudieron evitar que la ciudad de Murcia se viera totalmente anegada por el Segura que, tras inundar numerosas pedanías al norte y al oeste del casco urbano, superó el Malecón e irrumpió en el centro, llegando a subir el río 10,50 metros frente al Palacio del Almudí.
En Orihuela, el Segura alcanzaba también alturas históricas y llegó en algunas calles a 3,80 metros, alcanzando los primeros pisos.
Aquella noche fue la del bíblico diluvio que engullía todas las tierras emergidas: era el fin mundo.
La catástrofe alcanzó cifras desconocidas hasta entonces en las recurrentes inundaciones de la vega del río Segura:
761 fallecidos en Murcia, 300 en Orihuela, 13 en Lorca, 2 en Librilla y 1 en Cieza, además de 2000 heridos. Se destruyeron casi 6000 viviendas solo en Murcia y Lorca, y se contabilizaron 22469 animales muertos por el desastre.
Hasta el año 1884 se estuvieron haciendo recolectas benéficas para los afectados.
Gustave Doré, famoso pintor e ilustrador, hizo numerosos dibujos de los desastres que causó.
Esta gran catástrofe natural fue de las primeras recogidas por la presa internacional. La prensa francesa informó ampliamente de lo ocurrido. La alta sociedad de París organizó una fiesta "París-Murcia" en la que se logró recaudar casi 2 millones de pesetas.
Marcel Proust se hizo eco de este suceso en su obra "Un amor de Swann", que forma parte de "En busca del tiempo perdido".
Hoy se cumplen 143 años de aquella calamidad.