Inicialmente instalados entre el Don y el Ural, los primeros Sármatas invadieron los territorios de los Escitas en el siglo III a.C. Después, vencieron a los partos y a los armenios. Desde el final del siglo I a.C., se enfrentaron a los Romanos en el sur del Danubio. Durante el siglo II, después de varias confrontaciones, los romanos reclutaron a varios lanceros sármatas. Más tarde, crearon unidades de catafractas, tomando de los sármatas la armadura de escamas, la lanza larga (contus), la espada a pómulo anular y hasta su insignia: el Draco (una especie de palo tubular cuya embocadura de bronce representa la boca de un dragón).
Su final como potencia bélica se produce hacia el siglo III d.C., cuando se extiende el imperio de los godos hasta Crimea y luego deben afrontar el ataque de los vándalos y los hunos.
Eran gente bárbara y feroces, vestidos de pieles de fieras y de costumbres brutales. De Samarcia queda memoria en las siguientes leyendas: DE SARM(ATIS), VICTORIA(E) SARMAT(ICA)(E) y SARMATIA DEVICTA (Victoria sobre Sarmacia).
DE SARM en el exergo. Armas apiladas. Denario de Marco Aurelio. Roma 166-167 d.C.
VICTORIA SARMAT. Diocleciano, Maximianus, Galerio y Constantius; sacrificando delante de puerta de ciudad. Argenteo – Denario de Diocleciano. 294-295 d.C.
SARMATIA DEVICTA. Victoria corriendo portando trofeo y palma, arrollando a un enemigo caído que la mira. AE3 de Constantino I. 323-325 d.C.