Como se menciona en el artículo y como pasa con tantas cosas inventadas en España, la idea se atribuye a otros. La botella de gasofa como arma anticarro se empezó a usar en la guerra civil ante la falta de armamento adecuado, especialmente en los combates callejeros en los que la infantería podía situarse en una cota superior y, desde los edificios, arrojarlas sobre los endebles vehículos acorazados de la época. Bastaba dejarlos caer sobre la parrilla del motor para que la gasolina inflamada provocase un incendio e inutilizase el carro. De hecho, los rusos incluso tomaron de España el término casco. Anteriormente a la guerra española, los soviéticos denominaban a estos chismes "Stalshlyem" (casco de acero), pero tras su paso por el suelo patrio adoptaron la corrupción fonética del español casco, o sea, "kaska"
SILENTIVM EST AVRVM