Dentro de la Pirámide Cestia, Roma

La pirámide de Cayo Cestio es el primer monumento dentro de la antigua urbe que se observa cuando llegas a Roma por la Via Ostiense, junto a la Porta Ostiense, la puerta fortificada de la muralla de Aureliano. Fue esta muralla, o la solidez de la pirámide como refuerzo adicional a la muralla, la que la hizo llegar hasta nuestros días, ya que de las otras tumbas en forma de pirámide que hubo en Roma, una en el Vaticano, no ha quedado nada. La vista desde el coche es lo máximo que casi todos los turistas que visitan Roma alcanzan a ver de ella, pero la pirámide, y su entorno, tienen mucho que ofrecer al visitante interesado en algo más que las fotos de rigor para presumir en las redes . Además del interés arqueológico, está en el barrio de Testaccio, uno de los más auténticos y genuinos de Roma, muy animado, con buena cocina y sin aglomeraciones de turistas. La pirámide Cestia se levantó en el cementerio de la vía Ostiense, fuera de la muralla republicana. Hoy en día se encuentra, en el mismo terreno, el cementerio no católico, y el recinto de la Pirámide forma un parque perfecto para ir a relajarse con una buena siesta después de una panzada en alguna de las trattorie del barrio. A diferencia de los demás parques de Roma, en este la hierba está cortada, y el recinto bien cuidado. Se ve que los no católicos cuidan bien a sus muertos en la tierra de los Papas.  

La pirámide fue construida entre el 18 y el 12 aC, para ser la tumba de su dueño cuando le llegase su hora. Le puso mucho empeño, tanto en las medidas como en el tiempo de su construcción, 330 días, siguiendo el rito de los Ptolemaicos. El tiempo de construcción se indica en una de las inscripciones en las caras de la pirámide. Para conocer la fecha hubo que esperar a que al Papa Alejandro VII, en el siglo XVII, se le ocurriese la idea de desenterrarla, ya que gran parte estaba sepultada por los sedimentos de los sucesivos aluviones desde la caída del Imperio, y acceder a su interior. En el espacio que había frente a la pirámide encontraron dos columnas y la base de una estatua en la que se encontraba una inscripción que aportaba la información necesaria para datar las fechas de construcción de la pirámide y de la muerte de Cayo Cestio. En ella aparecen designados los herederos y se nombra a Marco Agrippa como albacea testamentario, por lo que Cestio murió antes que Agrippa, siendo este ya un ciudadano de renombre. La inscripción también contaba que sobre ella había una estatua de bronce financiada con la venta del tesoro que Cestio esperaba introducir en la pirámide en sus exequias, y que no pudo hacer por una ley que prohibía depositar objetos de valor en las tumbas.

Todo esto te lo cuentan en la visita, que se puede realizar el primer fin de semana de cada mes, previo registro online o en persona en el museo de Porta Ostiense. La visita es en italiano, pero no hace falta tener mucha soltura para quedarse con la historia. Lo más importante, como siempre en estos casos, es visual. La pirámide estaba completamente sellada, por lo que hubo que construir un túnel algo claustrofóbico para acceder a la cámara mortuoria. Lo primero que te das cuenta al llegar es que alguien más estuvo allí, antes de que se abriese la cámara por orden del Papa. Un túnel descendente llega hasta la base de la cámara, por el que en su día, seguramente edad media por el nivel al que está entrada, alguien accedió a saquearla. Los ladrones no tenían ni idea de la inscripción, que ya llevaba tiempo enterrada, o se habrían ahorrado el esfuerzo de picar el mármol el balde. No se sabe si por cabreo, o porque no se les ocurrió nada mejor, se cargaron el fresco central del techo de la cámara y nos dejaron sin saber cual fue el motivo que escogió el difunto. Se llevaron también la urna, pero allí dentro solo podía haber cenizas. Seguramente la rompieron en pedazos. El motivo central perdido está flanqueado por cuatro victorias, con sus alas desplegadas, como símbolo, según la guía, del triunfo sobre la muerte. Las paredes están decoradas con motivos funerarios, incluidas las urnas, plañideras y músicos. No es muy grande, no mucho más que lo que se ve en las fotos, pero muy impresionante, sobre todo para quien disfrute de los frescos romanos.

Muy bonita.

Interesante!

Que curioso, yo pude verla desde lejos pero no sabía nada de su historia ni que se podía visitar.