Meterse en camisa de once varasAunque en México utilizamos mucho la frase "Meterse en camisa de once varas" como sinónimo de ganarse dificultades de forma gratuita, pocos conocen que dicha sentencia tiene su origen en un peculiar ritual medieval.
México en su rica y muy variada forma de hablar el español, tiene frases y dichos que son ampliamente usados. Personas de toda condición a lo largo y ancho del país las repiten su habla cotidiana. Una de las sentencias más utilizadas es la de «Meterse en camisa de once varas», aludiendo a la idea de inmiscuirse en problemas innecesarios. Pocos saben que el dicho tiene su origen en la Europa Medieval, en una de sus fascinantes costumbres.
Durante la Edad Media en Europa, se acostumbraba celebrar una ceremonia para conmemorar la adopción de un niño. El nuevo padre debía meter a la criatura por la manga de una camisa grande, hecha para la ocasión. Después lo sacaba por la cabeza o el cuello de la prenda. Finalmente, al terminar este incómodo tránsito, le daba un fuerte beso en la frente, como prueba de la aceptación de su paternidad.
El curioso ritual representaba un parto, es decir, el niño volvía a nacer, pero ahora como hijo de un nuevo progenitor. También remarcaba el hecho de aceptar todo lo que implicaba tener un hijo que no era «carne de su carne», incluidos los problemas que ello conllevaba y la posibilidad de que dicha paternidad terminara mal.
La costumbre estaba bastante extendida en la Europa de la época, incluyendo los reinos que tiempo después conformarían al estado español: Castilla y León, Aragón y Navarra. El ejemplo literario más conocido de esto, aparece en un texto castellano anónimo del año 1344. En él, se narra el momento en que el personaje legendario Mudarra, hijo bastardo de Gonzalo Gustioz, es adoptado por Sancha Velázquez, su madrastra.
El dicho además refleja una exageración inusual en las dimensiones de la camisa. Y es que aunque esta debía ser una prenda de vestir grande, su tamaño era descomunal. La vara era una unidad de medida en la Edad Media, usada en Portugal y en España (así como en sus virreinatos americanos tiempo después), que equivale actualmente a 84 centímetros. Once varas serían 9.24 metros.
Probablemente, la hipérbole usada para enfatizar la dimensión de los problemas adoptados, proviniera de un doble sentido. Además de referirse al ropaje del ritual de adopción, la palabra camisa también aludía a la parte exterior de una muralla entre dos torreones en un castillo o una ciudad, la cual recibía el mismo nombre que la prenda. Con esto, una «camisa» de once varas era un muro defensivo entre dos torres, el cual medía alrededor de 10 metros de altura. Atacar dicho punto era innecesario y peligroso en un combate. Con esto, se refuerza y entiende mejor la idea de no adquirir complicaciones gratuitas.
De este modo, tras la conquista española sobre los territorios que son actualmente México, la expresión «Meterse en camisa de once varas» llegó a nuestro país, usándose ampliamente en él desde la época virreinal.