Que maravilla y que envidia.
Se encuentran las monedas con un detector sin tener que solicitar ningún permiso para rastrear salvo el consentimiento del dueño de las tierras. El estado se encarga de enviar a arqueólogos que desentierran y verifican que hay en el yacimiento. El museo correspondiente tiene el derecho de quedarse (PAGANDO) con lo que estime oportuno. Y por supuesto, los beneficios de lo encontrado se lo reparten entre el dueño de las tierras y los descubridores. Simple y eficaz. A años luz de las estúpidas leyes arqueológicas españolas.
Hay más monedas que comprar que dinero tendrás para gastar