correcamino CENTVRION PRETORIANO
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| Tema: LA PERSONIFICACION DE ROMA EN LOS DENARIOS REPUBLICANOS Sáb 25 Feb 2017, 5:26 pm | |
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LA PERSONIFICACION DE ROMA EN LOS DENARIOS REPUBLICANOS.-
Observando cualquier catálogo monetario de la época de la República Romana antigua y atendiendo principalmente a los denarios, veremos que un importante número de esas monedas sitúan en el anverso la cabeza de una mujer con casco. Se inaugura así un periodo numismático que aunque con variaciones durará unos siete siglos.
Con la instalación de esta moneda en Roma, allá por los finales del S. III antes de nuestra era, como fecha más aceptada por los estudiosos del tema, nos encontramos ante una acuñación de plata, de unos cuatro gramos de peso y un diámetro aproximado de 20 mm.
Los primeros ejemplares que se acuñan, con carácter anónimo, llevan en el anverso esa representación descrita y que reiteramos: la cabeza de una mujer cubierta con un casco, que no es ni más ni menos que una representación personificada e idealizada de la ciudad de Roma.
En el reverso en ese principio, los acuñadores representan a los dioses gemelos conocidos como Dioscuros, a caballo, con sus correspondientes lanzas, capa al viento, gorro frigio (bonete) y una estrella sobre cada uno de ellos. Más tarde los Dioscuros son sustituidos por carros tirados por dos caballos (bigas), o tres (trigas), o cuatro (cuadrigas) conducidos por una serie de dioses o diosas que se repiten bastante a menudo (Victoria, Marte, Diana…) En el paso siguiente empiezan ya a contemplarse leyendas personificadas de “Gens” acuñadoras, siendo los primeros: Lutatia, Terentia, Horatia, Caecilia, Baebia, Maenia… y una variada gama de imágenes de todo tipo, como leyendas, templos, animales, personajes, objetos y un largo etcetera.
Volviendo a los anversos ocurre lo mismo, pero aquí sólo nos vamos a ocupar de esa curiosa cabeza femenina con casco o gálea y toda la serie de símbolos, marcas y distintas representaciones que la acompañan. En primer lugar observamos que la cara no es siempre la misma, pues ni la nariz, ni la frente, ni la expresión son representadas de forma igual en las distintas acuñaciones, pero en general diremos que se trata de un rostro agraciado, aunque de una belleza simple, proporcionado y, tanto si dirige su mirada normalmente fija, al lado derecho como al lado izquierdo la expresión es serena. Hay magnificencia y elegancia en ese rostro, pues suele acompañarse de uno o dos collares de perlas, atractivos y variados pendientes que suponemos de oro y, como peinado, unos hermosos bucles o mechones de pelo que le caen por debajo del yelmo a lo largo del cuello hasta el inicio de la espalda. Todo ello es por lo general de una gran delicadeza que transmite belleza y equilibrio a un rostro que se reviste de belicosidad.
Sin embargo es verdad y bastante curioso que algunos numismáticos discrepen sobre ese rostro y ya no sólo nieguen que se trata de una representación idealizada de una ciudad, sino de la airada diosa de la guerra, Bellona, adorada por miles de rudos y sanguinarios legionarios y gladiadores, o tal vez la griega Minerva (Atenea). Pero el asunto llega aún más allá, cuando la discrepancia surge entre numismáticos profesionales cuando no saben diferenciar ese dulce rostro femenino de uno masculino y lo confunden con el del propio dios de la guerra, Marte. ¿Roma masculinizada o Marte feminizado?
El coleccionismo monográfico de este anverso podría parece en un principio monótono y aburrido, pero nada más alejado de la verdad, pues Roma puede ir acompañada o no del valor de la moneda, de símbolos, de objetos, de letras, de leyendas, de monogramas, de grafilas de muy diversos tipos, de cantos aserrados, de joyas y de una casi infinita serie de cascos distintos: alados, con una o varias viseras, con crines, con grifos de picos abiertos o cerrados, con orejeras, cubrenucas, carenas, apliques, refuerzos y decenas de diseños que cubren toda una colección que podría acercarse a los 150 ejemplares distintos. Pero además, podríamos aumentar el número de ejemplares si nos olvidamos de la Roma guerrera con yelmo y le sumamos una Roma más urbana, y así la podemos encontrar también sin casco pero laureada (Craw. 291.1) o diademada (Craw. 419.1d) en los bellos rostros de las monedas de Aemilius Lepidus.
Este tipo de anverso pervive unos 200 años, pero tiene su decadencia especialmente con el fin del S. II (años 104-101) y la llegada del siglo primero antes de nuestra era, ya que en este siglo son apenas cuatro o cinco las familias consulares y los monederos que utilizan esta iconografía. Llega la decadencia e incluso la desaparición, pero no se conoce exactamente cuál es el motivo al que se debe. Tal vez analizando los hechos políticos de esos años puedan obtenerse algunas conclusiones. Nosotros no vamos a analizarlo. Los estertores finales están en Cayo Poblicius C.F., en los años 78-77 (Craw. 380.1) y en Lucio Rutilius Flaccus, en el año 77-75 a.n.e. (Craw.387.1). Podría haber una última representación del busto de Roma idealizada en la moneda de Marco Valerius Messalla, del año 53 antes de nuestra era y ordenada por el Senado romano (S.C), pero, una vez más ocurre que, entre otros Cavedoni, niega que sea la idealización de la ciudad de Roma y atribuye el rostro al dios Marte.
Para terminar nos remitiremos a un comentario hecho anteriormente y es el de que la monotonía de este anverso puede invadir de pesadumbre a algunos coleccionistas de república romana antigua, pero ya dijimos también que esto no se aproxima a la realidad por la variabilidad de diseños y detalles, pero es que además, en algunas ocasiones se trata de acuñaciones muy cortas de no más de unos treinta cuños e incluso menos, de las que han pervivido muy pocos ejemplares y constituyen autenticas rarezas, quebraderos de cabeza y grandes inversiones para estos coleccionistas, como el denario de Cayo Numitorius (Craw. 246.1).
Valga lo anterior, pero queremos también mencionar las sorpresas que nos guarda ese rostro a los que coleccionamos República romana antigua que, como si se tratara de una misteriosa miniatura o de una niña pequeña, apareció en 1.995 y por primera vez en un quinario de peso 2.06 grs., con el valor “V” (mitad del denario) en una monedita de la familia consular romana Maenia, Maelia o Maecilia. Al tratarse de un quinario, es una cabecita pequeña, delicada y por supuesto virgen, pues hasta el momento sólo se conoce ese ejemplar descubierto por Roberto Russo. (Subastado por Ars Classica, lote 611 de la nº 61 en fecha 5-Oct.-2.011).
Correcamino.
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Manuel Lopez MIEMBRO HONORÍFICO
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| Tema: Re: LA PERSONIFICACION DE ROMA EN LOS DENARIOS REPUBLICANOS Dom 26 Feb 2017, 8:09 am | |
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