¿Por qué fueron acuñados?
Durante los dos primeros siglos del Imperio los medallones son acuñados en bronze y, con menor frecuencia, oricalco. Ya durante el reinado del primer emperador, Augusto, se produjeron algunos medallones, pero sólo raramente. Es recién durante el reinado de Nerón que encontramos más ejemplares, producidos en muchos casos con los mismos cuños utilizados para producir Sestercios (véase el ejemplar ilustrado al principio de esta entrada).
Medallón de Bronce - Cómodo (60 gr.) 189 d.C.
A partir del reinado de Adriano encontramos medallones en cantidades significativas y producidos con gran calidad. Los emperadores antoninos continuarán su ejemplo y será durante el reinado de Cómodo que se llegará a un pico de calidad (véase el ejemplar ilustrado en esta entrada). Durante todo este período los medallones fueron acuñados para ser distribuidos como regalos entre círculos de amigos y funcionarios en el entorno del emperador en ocasiones solemnes. No se trataba de presentes de gran valor material –recordemos que eran acuñados en bronce- pero de enorme valor simbólico, pues señalizaban para su poseedor de manera visible la cercanía y la confianza del emperador.
En muchas ocasiones, los medallones eran producidos por algunas ciudades como recordatorios para ocasiones excepcionales, como una visita imperial.
Medallón de oro- Constancio Cloro (26.95 gr.) 295-296 d.C.
Durante el siglo III, las características de los medallones cambian radicalmente. Si bien todavía se seguirán acuñando medallones de bronce, empiezan ahora a producirse grandes medallones de oro -y, en menor medida, plata- de gran valor material. El objetivo con el que estas piezas se producen es el mismo, entregarlas como regalos, sólo que cada vez más son los altos funcionarios y oficiales militares los destinatarios. Por otra parte, si el valor simbólico de los medallones sigue intacto, su valor material es indiscutiblemente cada vez una parte más importante de su significado. Ello puede reconocerse sobre todo en el siglo IV, en el que los medallones se acuñan como múltiplos del sólido, la denominación de oro del período.
Medallón de oro con soporte para colgante- Constancio II (9.73 gr.) 353-354 d.C.
Durante el siglo IV, la posesión de un medallón señala la pertenencia a la elite militar y burocrática del Imperio y la cercanía con el poder imperial. Es por ello que encontramos tantos medallones adaptados para ser usados como colgantes. Cumplían, de esta forma, casi la función de una condecoración.