Lo admito, mi perspectiva parte del materialismo histórico.
El comerció catalano-aragonés (y aquí aragonés es misericordioso) tejió unas redes comerciales de gran entidad hacia oriente, canalizando una parte substancial del comercio europeo procedente o con destino a lo que llamamos la ruta de la seda, compitiendo en ese nicho solo con Génova y Venecia. A eso hay que añadir la especialización, de Mallorca en el comercio con el Magreb (y ello también incluye el África subsahariana y su oro) casi en régimen de monopolio por concesión papal (moderado solo por la inestable capacidad de intercambio del reino nazarí de Granada), que hizo de esa plaza el lugar de encuentro y comercio de los, en otros lugares rivales, genoveses, venecianos y catalanes (y pisanos, marselleses, castellanos…) al ser casi el único puerto en donde pueden acceder a productos norteafricanos y también colocar sus productos en ese mercado (causa de la escuela cartográfica mallorquina, la tomaron de los genoveses y la vendieron a todo el mundo).
Una vez abierto el estrecho de Gibraltar a la navegación mercantil, se abre una nueva ruta que conecta los dos grandes mercados marítimos medievales: el mediterráneo y las rutas hanseáticas (Báltico y mar del Norte), siendo esa una empresa llevada a cabo por Génova, primero, y también por Mallorca y Cataluña después, esto permite evitar las peligrosas rutas terrestres europeas y incorporar el transporte intraeuropeo en la cuenta de resultados.
Todo ello va acompañado de adquisiciones territoriales que normalmente se encuentran en lugares estratégicos de las rutas marítimas mediterráneas (Balears, Cerdeña, Sicilia, las posesiones griegas…); de la creación de una moneda fuerte y competitiva de oro y plata, dejando el billón para el comercio interior minorista y las limosnas; de un cuerpo jurídico comercial de gran complejidad base del derecho marítimo internacional hasta el s. XIX (Leyes del Consulado del Mar); de una red de más de 300 consulados en ciudades comerciales en todo el Mediterráneo, y más tarde en el norte de Europa; de la adopción de sistemas empresariales, de crédito, de contratación y asociación de gran complejidad y modernidad; de una de flota de guerra poderosa capaz de defender los intereses marítimos de reyes y súbditos; de una lengua, el catalán, que opera como una lengua franca mediterránea...
Y mientras ¿que pasaba en el reino de Aragón? Aragón participa de ese comercio siendo la vía por el que se distribuyen los productos del comercio catalán hacia el norte de Castilla y Navarra (quizás Gascuña?); dispone de una buena plataforma para poner en circulación en el mercado internacional sus productos; coloca excedentes humanos en las empresas bélicas de la Corona y algunos miembros de sus capas privilegiadas participan del proceso en su vertiente bélica y política, mejorando su posición y obteniendo nuevas rentas. Sin embargo no realiza adaptaciones estructurantes que pongan de manifiesto de manera suficiente una nueva dinámica de relaciones sociales (que algo esté pasando ahí, vaya); sus cortes van solo a remolque de la iniciativa real intercambiando subsidios con nuevos privilegios; apenas se actualiza el derecho; la moneda está fosilizada en el billón y no es apta para el comercio de envergadura… Nada grave, es un estado medieval con una burguesía débil e incipiente, como tantos, pero inmersa en el único estado europeo que compatibiliza el ser una potencia comercial con una base territorial aceptablemente extensa y compacta (las repúblicas italianas y las hanseáticas son ciudades estado que eventualmente cuentan con colonias urbanas).
Nominalismo? Que nominalismo? Lo que pasó ahí fue la leche, para el momento histórico en que sucedió, y lo siento, Aragón casi ni estuvo ni casi se le esperó. Por eso los historiadores a los que algunos llaman manipuladores tuvieron que adaptar algo que no encajaba, el nombre no explicaba la cosa, así de simple y no porque una región aragonesa hubiese destacado (eso sería Andalucía en el contexto del descubrimiento), sino porque un territorio dotado de características de estado y reconocido como actor político en el concierto internacional (documentos que dicen lo que el Sultán de Egipto de antes los hay a patadas) contradecía el, inevitable y normal, formalismo cancilleresco.
Por eso el caso lo han estudiado diversos historiadores de renombre internacional, porque han visto en él un ejemplo del proceso de tránsito del feudalismo al capitalismo que no llego a cuajar. ¿Porque un caso tan desarrollado de evolución burguesa regresa a estadios iníciales entre el siglo XVI i XVII? Para Pierre Villar porque falto un proceso revolucionario que sustituyera a las clases dirigentes y por ello el feudalismo, tardío, volvió a tomar el poder.
Y mientras miramos el dedo en lugar de lo que apunta.