1 Patagón 1672. Carlos II. Ceca de Bruselas y Moneda Discípula o Heredera.

Es el año 1672 y tiempos sombríos corren por Castilla como diría el ya fallecido Conde-Duque de Olivares. Reina en España un joven y achacado rey de 11 años de nombre Carlos y por herencia dinástica el segundo de ellos, bajo la regencia de la Reina-madre Mariana de Austria, viuda de Felipe IV.

En 1667, las políticas expansionistas del cardenal Richelieu fijaron su atención en los Países Bajos Españoles, territorios que no podían hacer frente a la colosa maquinaria bélica francesa. Atrás quedaron los años de gloria del Gran Duque de Alba, Farnesio o Spínola. España, con más honra, orgullo y honor que con recursos humanos y financieros, dio la cara una vez más ante los herederos de Vercingetorix, pero ante el avance imparable del ejército de Luis XIV, sólo la alianza con Inglaterra, Holanda y Suecia sentó a negociar la paz al monarca galo en 1668. El balance de esta guerra fue Tournai, Charleroi, Lille y otras plazas para los franceses mientras que la monarquía española recuperaría el Franco Condado, como así se recoge en el Tratado de Aquisgrán de 1668.

Las Armas y Hacienda del Rey Católico Español, exhaustas hasta la extenuación, seguían de manera inaudita resistiendo como podían, como los toros moribundos que se niegan con fuerzas del más allá a hincarse de rodillas para que les apuntillen. Viendo su debilidad, España firmó en 1671 con Holanda un tratado de mutua ayuda en el caso de una posible y más que probable invasión francesa. Finalmente, en 1673, España se vería arrastrada a apoyar a Holanda junto con otros países europeos contra Francia en la Guerra Franco-holandesa iniciada en 1672. No daba tregua aquella tierra alejada de la mano de Dios con ese cielo hereje y cimentada sobre la sangre de los hombres de las distintas naciones vertida en los cuantiosos años de guerra. Flandes siempre ha sido aquella lanzada de Longinos sobre el cuerpo de una crucificada España.

Mientras tanto, se acuñó esta pieza de 1 Patagón a nombre de Carlos II en la ceca de Bruselas en 1672. El grabador de la moneda fue Jean Van Hattem, asignado como trabajador de esta ceca desde el 8 de marzo de 1672 hasta el 13 de agosto de 1694. También fue grabador general de la ceca de Amberes desde el 19 de mayo de 1672 hasta 19 de octubre de 1685. Bruselas dependía de la Amberes, la ceca más importante de los Países Bajos Españoles y del Ducado de Brabante, por lo que era normal la permuta de empleados entre ellas. La escasez de metal en esta época es tal, debido a la acuciante crisis financiera, que se acuñaron tan sólo 18.093 patagones desde el 24 de octubre de 1671 al 2 de agosto de 1673 en esta ceca. En estos años fue gobernador de los Países Bajos Españoles el Conde de Monterrey, Don Juan Domínguez de Haro (1670-1675), que se dedicó a la mejora de las fortificaciones de las ciudades y estado del paupérrimo ejército.

Debe ser duro y triste saberse el último de tu estirpe, raza, familia… sin poder poner remedio al fin de la dinastía de tus antepasados. Carlos II, desde 1696  se quedó "completamente sólo" al morir su madre. Este complejo de soledad y de cercanía a la muerte le haría destapar los ataúdes y tocar los reales cuerpos de su padre, madre, primera esposa y hermanastro. Sin padre, madre, tíos, hermanos ni herederos, el último de su linaje, el de los Habsburgos Españoles, caminaba irreversiblemente hacia el trágico momento de su extinción. El día crucial llegó el 1 de noviembre de 1700, día de Todos los Santos, Carlos II dejó de pertenecer a este mundo para reencontrarse con sus antepasados, aquellos que fueron “más que hombres y menos que dioses”. No había mejor día para este final. Testó como heredero universal de sus reinos a favor de Felipe, duque de Anjou, nieto de Luis XIV. No aceptado por todos esta decisión, condujo a un cruento conflicto bélico entre el francés y el pretendiente austríaco al trono español, el Archiduque Carlos. Se iniciaría así la llamada Guerra de Sucesión Española que duraría de 1701 a 1713. Mediante el Tratado de Utrecht y Rastatt se pone fin a este conflicto europeo de grandes dimensiones pues involucró a Francia, Baviera y la España felipista contra el Sacro Imperio Romano Germánico, Gran Bretaña, Holanda, Saboya, Prusia, Portugal y la España carlista. El archiduque, ya como Emperador Carlos VI, no sería rey de España pero sacaría una buena tajada de la desmembración del Imperio Español. Lo concerniente a la soberanía de los Países Bajos Españoles pasaría a manos austríacas, denominándose a partir de ahora Países Bajos Austríacos (1714-1795).

La moneda presentada es 1 Kronentaler (Tálero de la Corona) de la Emperatriz María Teresa, hija de Carlos VI. Fue acuñada en 1767 en la ceca de Bruselas. Traigo esta pieza en este post porque es evidente que se basaron en los patagones españoles, de ahí que la considere “moneda discípula o heredera”. Con ligeras variaciones, el “patagón austríaco” es digno sucesor de sus antecesores españoles. En esta época, el Grabador General de la Ceca de Bruselas fue  Jacques Röettiers (1733-1772) y el Grabador, Jacques II Röettiers (1698-1772). La tirada fue de 1.375.595 monedas aunque otras fuentes apuntan a 780.000 piezas. También es notoria la diferencia en las técnicas de acuñación, hemos pasado de las acuñaciones a rodillo del s.XVI-XVII a la prensa de volante del s.XVIII. Como resultado se obtienen unas piezas mejores y con menos defectos de acuñación.