La figura de una mujer tallada en piedra, conocida como A Moura, es el elemento central a partir del cual los antiguos pobladores galaicorromanos levantaron un santuario dedicado a la diosa Navia en el valle del río Mendo, en A Coruña.
Esta es la hipótesis con la que desde hace varios meses trabaja un equipo gallego de arqueólogos encabezados por Antón Malde.
El posible santuario, ubicado en un lugar conocido como Pena Furada, en el municipio de Coirós, 'excede a cualquier cosa de este tipo en la Península Ibérica', incluidos los de Armea (Ourense) y Panoias (Portugal), ha afirmado Malde a Efe.
Delimitado con fosos y muros perimetrales, el santuario de Pena Furada fue cuidadosamente ordenado a partir de la imagen de A Moura, una figura femenina -con un sexo muy marcado- que vendría a representar a la diosa Navia, asociada a las aguas según algunos historiadores de la religión en la Edad del Hierro.
'Este santuario estaría en el valle entre los ríos Mendo y Mero. A 800 metros monte abajo se encuentra la iglesia de Santa Mariña de Lesa', ha explicado Malde.
Así, el culto pagano -para los romanos- a la diosa Navia podría haberse trasladado en época posterior a la iglesia de Santa Mariña, como ocurrió con otros muchos rituales galaicorromanos.
La figura de A Moura, orientada al oeste por lo que sólo es visible a partir del mediodía, ha sido tratada con mucho 'respeto social', incluso con 'temor', ha remarcado Malde.
Sólo así se explica que estudiosos que trabajaron en la zona, como Francisco Vales Villamarín o el ex director del Museo Arqueológico de A Coruña, Luis Monteagudo, desconocieran su existencia.
A Moura, cuyas características difieran de los petroglifos de la Edad de Bronce, está encuadrada en un altar rectangular de piedra regularizada al que se accede mediante unas escaleras y que cuenta además con una pila cuadrangular para la realización de ofrendas.
El santuario de Pena Furada, ha asegurado Malde, va mucho más allá de A Moura, ya que se trata de uno de los centros de culto estable más importantes de esta zona de Galicia.
'Existía un plan de monumentalización', ha subrayado.
De hecho, el santuario contaría con tres rudimentarias puertas talladas en piedra y alineadas en un eje de simetría norte-sur, elementos simbólicos -especialmente petroglifos- y restos de elementos constructivos como muros -sillerías- y tejas.
Se trataría, ha señalado Malde, de un santuario construido entre los siglos I y IV para la celebración de cultos a divinidades galaicorromanas, lo que vendría a desmontar la creencia romana de que los antiguos pobladores de Galicia eran ateos al carecer de centros de culto estable.
'Este santuario, situado al pie del monto de Gato, tenía una significación especial', ha concluido Malde.