.Los Reales maltagliati rechazados en la Cerdeña de Felipe II y sus sucesores.las primeras cantidades de oro y la plata de las Américas fueron utilizadas para las numerosas guerras que Carlos V (1516-1556) en la primera mitad del siglo XVI y se agotaban rápidamente. Pero el descubrimiento de diversos yacimientos de plata, entre los cuales los más importantes y ricos se encontraban en Potosí (1545) y Zacatecas (1546), hizo que la cantidad de plata que entonces llegaba a España aumentara exponencialmente.
En 1556 Carlos V abdicó y su inmenso Imperio se dividió entre su hermano Fernando I (1556-1564), que heredó Austria y el título del Sacro Imperio Romano Germánico, y su hijo
Felipe II (1556-1598), que heredó España con todas las demás posesiones europeas, incluido el
Reino de Cerdeña y el Ducado de Milán. Durante el reinado de Felipe II, la plata que se extraía de las colonias llegaba al puerto de Sevilla, el único autorizado para recibir todas las mercancías procedentes de América, de dos maneras:
1) Como moneda acuñada en los dos Virreinatos, el de Nueva España y el del Perú donde se abrieron las Casas de La Moneda de México (1535) y Potosí (1574/1575), así como otros menores como el de Santo Domingo y Lima.
2) En forma de barras, para luego ser acuñadas en España en las diversas Casas de La Moneda, como en Segovia, Sevilla, Granada y Valladolid.
Con la cédula real de 1537, se inició la acuñación de monedas de 8, 4, 2, 1 y ½ Real en la Casa de La Moneda de la Ciudad de México. La moneda de 8 no fue bien recibida al principio por su aspecto tosco, pero luego fue aceptada y solicitada por los mercados por su peso de alrededor de 27,5 g. Pronto se extendió por todo el mundo y aceptada en China como único medio de pago.
Estas monedas macuquinas, bajo Felipe II (1556-1598), también llegaron al
Reino de Cerdeña, toscas, mal acuñadas, recortadas y, por lo tanto, reducidas de peso, no fueron bien aceptadas en las diversas transacciones en detrimento de la economía de la isla. El Real Consejo, con resoluciones de 1562/1563, decidió que estas monedas fueran admitidas por peso, esta solución no podía durar mucho tiempo ya que suponía una disminución importante del numerario circulante y prácticamente reducía la moneda únicamente a metal, ya que la acuñación de todas las Casas de La Moneda de la Corona española debía tener la misma aleación de plata. Se decidió retirarlas y refundirlas para acuñarlas nuevas de buen aspecto y buena aleación, en los valores de 10, 5, 3, 2, 2½ y 1 Real.
Esto hizo que se encontraran en circulación tanto las monedas nuevas como las toscas y de baja aleación procedentes de los territorios españoles, las primeras fueron atesoradas o exportadas y las segundas permanecieron en circulación, dañando a la economía del Reino de Cerdeña. El Real Consejo tuvo que buscar una solución que evitara esta situación, encontrando la manera de restablecer el numerario circulante, evitar el acaparamiento o la exportación, y al mismo tiempo mantener los valores de las monedas inalterados con los del resto de la Corona española. La única solución a estos problemas era acuñar nuevas monedas disminuyendo su valor intrínseco, pero con las características anteriores, esto habría implicado toda una serie de medidas que habrían retrasado la urgencia del momento, así como un gasto importante para nuevas monedas, la forma más práctica y económica era proceder a la reacuñación de las piezas de 8, 4 y 2 reales para obtener, respectivamente,
10, 5 y 2½ nominales de
acuñación sarda que se pondrán inmediatamente en circulación.
Así es como hicieron su aparición en Cerdeña estas monedas particulares llamadas
patacconi, ahora conocidas como
maltagliati y que luego continuaron acuñándose en los años venideros.
La acuñación de
maltagliati no se detuvo, y Felipe III (1598-1621) siguió acuñando este tipo de moneda, en la denominación de 5 reales.
Felipe IV (1621-1665) también continuó la acuñación de
maltagliati, en piezas de 10 y 5, y más redondas y perfectas en las denominaciones de 2½ y 1 Real. Durante su reinado, en la Casa de Moneda de Potosí entre 1630 y 1650, con la complicidad del personal que laboraba en la misma, se produjo una masiva falsificación de monedas (por falsificación nos referimos a acuñar monedas con un menor porcentaje de plata), que pronto se extendió a todos los mercados, tanto que en muchas plazas eran rechazadas, por esta razón, en Milán con el edicto de 1648 se prohibió la introducción de los
Crosoni o Reales de a 8 acuñados en Perú y Sevilla, que eran introducidos desde Génova.
El último en acuñar
maltagliati fue Carlos II (1665-1700) con las piezas de 10, 5 y 2 ½. De hecho, ya en circulación la mayoría de las monedas estaban recortadas o en todo caso disminuidas de peso, por esta razón no fueron aceptadas y fue necesario intervenir, por lo que en 1671 se decidió acuñar nuevas monedas de 10, 5, 2 ½, 1 y ½ Real con contorno regular y buena acuñación, gracias al uso de una prensa comprada por la Casa de la Moneda de Cagliari en 1668.
Esta tabla resume los tipos acuñados por los diferentes monarcas en Cerdeña:
Resumiendo, los
maltagliati sardos emitidos inicialmente a finales del reinado de Felipe II, hicieron su aparición por razones prácticas y económicas. Con la rotación de los soberanos las cosas no mejoraron, y la acuñación de este tipo de monedas continuó en las diversas denominaciones, agravando la situación de la economía del Reino de Cerdeña, hasta que nuevamente por razones económicas se consideró necesario sustituirlas. Por lo tanto, estas monedas imperfectas, toscas, mal acuñadas y luego reacuñadas, aunque no son apreciadas por su belleza externa, tienen su propia historia fascinante que las hace especiales a los ojos de un coleccionista.
Los
maltagliati de 10 y 5 reales de
Felipe IV se dividen en
dos tipos principales que sólo se diferencian por la cruz presente en el reverso y el año de emisión: en el
primer tipo la cruz está rodeada por
4 roeles, mientras que el
segundo tiene
4 cabezas con turbante.
Las leyendas son siempre las mismas, tanto en el anverso como en el reverso. En el anverso tenemos la leyenda
PHILIP REX ARA ET SARDINIE (Felipe Rey de Aragón y Cerdeña), mientras que en el reverso la leyenda
INIMICVS EIUS INDUAM CONFUSION (Cubriré de vergüenza a sus enemigos) está tomada del salmo bíblico 132/18 y se utilizó por primera vez en los reales de plata de Fernando II de Aragón (1479-1516).
El busto coronado del soberano mira siempre hacia la derecha, mientras que en los laterales aparecen las iniciales
C/XA en los 10 reales y
C/VA en los 5 reales.
Y del
primer tipo de
maltagliati de Felipe IV son estos 10 reales que os presento a continuación:
10 REALES FELIPE IV S/F CAGLIARI “Maltagliato" Valor:
10 realesAño:
S/F (entre 1641 y 1647)Ceca:
CagliariMaestro de ceca:
Antonio MasonsMaterial:
Plata Ley 931 (de los 8 Reales coetáneos) [1]Medida:
41,7 mm (38,7÷45,2)
Peso:
25,97 gAnverso:
PHILIP REX ARA ET SARDINIE 164# En campo :
C X |
AReverso:
INIMICVS EIVS INDVAM CONFVSIONEAcuñación:
a martilloReferencia:
Tauler-2149/54. Standard Catalog of World Coins
KM#8Detalle de la marca de ceca (
C), aunque hay informaciones que indican que las monedas de Cagliari no tenían marca de ceca (¿?)
¿Posible dígito de la fecha [
1]?
[1] Aunque en teoría los 8 reales base debían tener una ley de 931, dado que coexistieron con los duros del escándalo de Potosí, puede que su ley tuviera un valor de solo 400 (!)
En fin, un duro feo (del que es imposible identificar el real de a 8 base reacuñado), pero con una historia interesante.