los autores han identificado también que los libros suelen hacer “un escaso énfasis” en al continuidad de la represión “como elemento estructural de la dictadura”, por lo que el alumnado “puede percibir” que esta fue una cuestión coyuntural circunscrita a los primeros años tras la Guerra Civil. “La represión contra organizaciones antifranquistas o el movimiento obrero o estudiantil, los presos políticos, los asesinatos extrajudiciales o los exiliados de los años posteriores son abordados de forma más superficial y sin apenas fuentes, estadísticas o testimonios”, resumen.
Por otro lado, la investigación apunta a una “representación idealizada” de la Transición, que se dibuja como un proceso “impulsado por unas élites” políticas en el que apenas parece que tuvieran importancia el antifranquismo o los movimientos sociales. Además “en no pocos manuales” se habla de una Transición “pacífica” y la violencia, si se aborda, se focaliza únicamente en ETA y los GRAPO, dejando de lado el terrorismo de otros grupos de extrema derecha o los abusos policiales que precisamente está estudiando una comisión creada por el Gobierno al amparo de la Ley de Memoria Democrática.