Buenos días maese Heliogábalo.
Me alegro de que sea de tu agrado.
Mi Madre visitaba al menos una vez cada año el monasterio de Guadalupe,
por cuya Virgen sentía gran devoción.
Siempre me traía algún pequeño recuerdo allí.
Esta medalla fue su último regalo, así que entenderás que la guarde como oro en paño.
Un saludo.