Suele pasar en la India: un supuesto campesino se acerca al turista extranjero con una “moneda antigua muy valiosa” que ha encontrado enterrada en su huerto.
No hace falta ser experto numismático para ver inmediatamente el fraude. Aunque la Compañía de las Indias Orientales acuñó Anna, jamás se atrevirían a sustituir al rey de Inglaterra por un dios nativo. Y mucho menos un mono.
La apariencia de monedón (38 mm) de chocolate hace el resto.
Al final compré un puñado por un par de doláres. Se las traje a mi hermana Anna de souvenir.