Al igual que ocurriera con las "tesseras nummariae" o téseras (que en las ciudades griegas se denominaban "símbolas"), los pueblos sometidos por Roma acuñaron téseras monetales de plomo, sobre todo entre los siglos II a.C. y I d.C.
La falta de fluidez monetaria trajo consigo en algunos ámbitos mineros (y también agrícolas), emisiones específicas para intentar paliar la escasez de numerario. Son objetos monetiformes con valor fiduciario sólo dentro de ciertas zonas en las que la administración les concede esa garantía.
Se utilizaron en áreas mineras o agrícolas incorporando a Vulcano (las mineras) o ánforas (las agrarias), o bien con diseños similares a las monedas de su zona.
Existen evidencias de que algunas ciudades galas, otras del norte de África y Egipto y también, numerosas cecas del sur de Hispania acuñaron este tipo piezas (seguramente de poco valor ya que desconocemos su equivalencia).
No confundir con las monedas de plomo, piezas de circulación más amplia y acuñadas por otras razones.
Téssera monetal.