Buenaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
La 1ª pieza que tengo de esta emperatriz hispana:
REINO: Imperio romano
EMPERATRIZ: Elia Flacila (esposa de Teodosio I)
VALOR: AE2 o Maiorina
AÑO: 386 - 388 d C.
DIAMETRO: 23 mm.
PESO: 4,28 gr.
METAL: Bronce.
CECA: Cycico 3ª oficina
REFERENCIA: RIC IX Cyzicus 24
RAREZA: R (Rara)
ANV.: Busto diademado y drapeado mirando a la derecha de la emperatriz Flacila. Alrededor leyenda: AEL FLAC – CILA AVG.
REV.: Emperatriz estante a izq. con cabeza vuelta a dcha, con las manos al pecho. En exergo SMKΓ. Alrededor leyenda: SALVS REI-PVBLICAE.
Para Damián Salgado, las piezas de este reverso fueron acuñadas por Teodosio I tras la muerte de su esposa.
Elia Flavia Flacila fue esposa del emperador Teodosio I y Augusta de Oriente entre 379-386. Nació en Hispania en una familia descendiente de la gens Aelia, quizás emparentada con el emperador Trajano.
Se sabe por Claudiano que fue originaria de Hispania, aunque no indica de qué lugar y su nombre no permite precisar este extremo. En la Península Ibérica contrajo matrimonio el año 376 con el emperador Teodosio I, de quien fue la primera esposa (Zósimo, Nueva Historia 4, 44, 3; Libanio, Discursos 20, 3; etc.); fue madre de Arcadio, Honorio y Pulcheria, aunque educó también en la Corte a Nebridivs, el hijo de su hermana (San Jerónimo, Cartas 79, 2).
Tras el ascenso de su marido al trono en enero del año 379 recibió el título de Augusta. Como tal, su nombre y su efigie se incorporaron a las monedas de su tiempo, aunque las cecas orientales no comenzaron a emitir a su nombre como Augusta hasta la elevación al trono de su hijo Arcadio en enero del año 383. La continuidad que sus hijos aseguraban a la dinastía de Valentiniano I hizo que sus monedas ostentaran la leyenda SALVS REIPVBLICAE, indicando con ello la seguridad en la sucesión y en la integridad del Imperio romano.
El 9 de septiembre del 384 nació su tercer hijo, Honorio, futuro emperador de Occidente. En agosto del 385 murió Pvlqueria, a quien el obispo Gregorio de Nisa dedicó una oración fúnebre. Un año más tarde, en el 386, murió Flacila en Escotvmis, una estación termal en Tracia, a donde había acudido para tratarse de una enfermedad. Gregorio de Nisa escribió su elogio fúnebre, donde describe su funeral y alaba sus virtudes personales y cívicas. Dice de ella que compartió con Teodosio el poder imperial en términos de igualdad y compitiendo con él en virtudes. Flacila fue también alabada por el rétor Temistio, quien la comparaba con Hera, la esposa de Zeus, y pone de relieve su colaboración en el gobierno con Teodosio.
Destacó por su labor de beneficencia entre los pobres de Constantinopla, su odio al paganismo y su celo en la defensa de la fe nicena frente a los arrianos, que eran mayoría entonces en Oriente. Durante las conversaciones que Teodosio llevó a cabo en Constantinopla para alcanzar un acuerdo con los distintos grupos de cristianos, Flacila le disuadió de que se reuniera con el arriano Eunomio de Cícico, temiendo que éste pudiera convencer al emperador debido a sus grandes cualidades retóricas. Ella recordaba siempre a Teodosio las leyes divinas. Las fuentes cristianas ensalzan su humildad en el cuidado de enfermos y pobres, sus visitas a los monasterios, los asilos y los hospicios de las iglesias, así como su solicitud para servir ella misma la comida y lavar la vajilla, como si se tratara de una sirvienta. Flacila se convirtió en la historiografía eclesiástica en el prototipo de la emperatriz piadosa, que inspiró, al igual que su iconografía, a las sucesivas emperatrices bizantinas.
En diferentes textos de autores eclesiásticos de la época se la elogia por sus obras piadosas (Ambrosio, Sobre la muerte de Teodosio [De obitu Theodosii], 40) y, a su muerte, Gregorio de Nisa pronunció su elogio funerario (Gregorio de Nisa, Discurso en el funeral de la emperatriz Flaccilla [Oratio in fvnere Flaccillae imp.] ) como lo haría también de su hija Pulcheria (Gregorio de Nisa, Discurso en el funeral de Pulcheria [Oratio in funere Pulcheriae] ), muerta también a comienzos del año 386. Fue enterrada en Constantinopla y se le erigió una estatua en el Senado (Temistio, Discursos 19, 228 b).