Moneda conmemorativa del 55 aniversario de la victoria en la Gran Guerra Patriótica (1941/45)
Aleación: bimetálica cuproníquel/latón
Alineación: medalla
Peso: 8.4 g
Diámetro: 27 mm
Ceca: San Petersburgo
Anverso:10 РУБЛЕЙ БАНК РОССИИ 2000 (10 RUBLOS BANCO DE RUSIA 2000)
Reverso: 55 ЛЕТ ВЕЛИКОЙ ПОБЕДЫ 1941 - 1945 (55 AÑOS DE LA GRAN VICTORIA 1941-1945)
Canto: grabado y estriado 'ДЕСЯТЬ РУБЛЕЙ ⋆ ДЕСЯТЬ РУБЛЕЙ ⋆ (DIEZ RUBLOS)
Durante el verano de
1943 se desarrolló la que se considera la mayor batalla de carros de combate habida en la historia. Participaron casi tres millones de soldados, más de 8200 carros de combate y unos 5600 aviones. Fue la última ofensiva estratégica que los alemanes pudieron lanzar en el frente oriental. La numantina defensa del ejercito soviético se vio recompensada con una victoria a costa de mas de 250.000 muertos y desparecidos, quedar practicamente sin blindados y perder el 80% de la aviación. A partir de entonces la Wehrmacht perdería toda iniciativa en la guerra y
Kurks quedaría para siempre como símbolo de resistencia y poderío soviético.
En
1994 se le dio este simbólico nombre a un recién botado submarino nuclear. Era el penúltimo buque de su clase, y era de lo más avanzado en la tecnología de la naciente nueva Rusia.
La marina quería mantener el prestigio y preponderancia marítima de las época soviética, y era una nave denominada
inhundible por el doble casco que poseía y la nueva tecnología aplicada a su construcción que le permitía soportar la presión de una columna de agua de 1000 mts, estar preparado para soportar el impacto de un torpedo, y tener la capacidad autónoma de volver a la superficie.
Durante el verano de
2000, estando participando en unas maniobras navales en el
Mar de Barents, el Kursk sufrió una serie de desdichadas casualidades que terminaron en tragedia.
Al parecer, la falta de mantenimiento fue la causa de que un torpedo de maniobras, sin carga explosiva, estallara durante la maniobra de lanzamiento, lo que provocó una vía de agua en los compartimentos de proa y que la nave, al inundarse, se hundiera lentamente.
"La compuerta estanca que separaba la sala de torpedos del resto del submarino se había dejado abierta antes del disparo. Aparentemente, esta era una práctica común por el exceso de aire comprimido que era expulsado a la sala de torpedos cuando se disparaba un arma. La puerta abierta permitió a la onda expansiva propagarse a través de los dos primeros de los nueve compartimentos en el enorme submarino"(sic).
El capitán de la nave quiso propulsarla rápidamente a la superficie, pero al parecer el humo que se había propagado impidió la maniobra.
Por otro lado, la boya de alarma, que se disparaba automáticamente, diseñada para señalar que había tenido lugar un accidente, no funcionó. La boya se había desactivado, por si se disparaba, durante la estancia del sumergible en el Mediterráneo en misión espía de la VI flota, y no había sido activada
Al tocar fondo, y como consecuencia del incendio provocado, estallaron otros torpedos almacenados, lo que provocó un boquete en el casco de 2 m².
El compartimento de acero del reactor nuclear, de 13 cm de espesor, soportó el segundo estallido y se paró, lo que no provocó una tragedia nuclear.
Después de cuatro días de intentos frustrados de rescate y mentiras sobre la realidad del suceso, el gobierno ruso aceptó la ayuda internacional, pero ya era demasiado tarde.
Los supervivientes de las explosiones, que se refugiaron en el último compartimento, murieron antes de tres días.
Murieron sus
118 tripulantes.
El Kursk fue reflotado el
8 de octubre del año siguiente. Se hallaron
115 cadáveres.
En el bolsillo de uno de ellos, el teniente
Kolésnikov, se encontraron varias notas escritas: "todos los tripulantes de los compartimentos sexto, séptimo y octavo pasaron al noveno. Hay 23 personas aquí. Tomamos esta decisión como consecuencia del accidente. Ninguno de nosotros puede subir a la superficie. Escribo a ciegas”.“Parece que no tenemos grandes posibilidades. Un 10 o 20%”.
Dos años después del hundimiento, el gobierno ruso terminó una investigación secreta. El informe oficial de miles de páginas quedaron en cuatro folios publicados en la prensa oficial.
En el se reparte la culpa entre victimas y autoridades militares: “pasmosa falta de disciplina, el equipamiento obsoleto y mal mantenido” y la “negligencia, incompetencia y mala gestión”.