Siempre que bajo por la calle que tiene su nombre en Granada echo un vistazo por si está abierto el monasterio de San Jerónimo y la iglesia, presento mis respetos y continuo camino. Dicen que sus restos no están allí, sí cuando los gabachos profanaron su tumba y los dispersaron. Al menos su alma sí que está.
En matemáticas no es lo mismo cálculo de Pi que picaelculo.
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