Buenaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
Un rarete AE3 de Constantino II:
PAIS: Imperio Romano.
EMPERADOR: Constantino II
VALOR: AE3
AÑO: 320/1 d C.
DIAMETRO: 18 mm.
PESO: 2,77 gr.
METAL: Bronce Plateado.
CECA: Arlés 4ª oficina
REFERENCIA: RIC VII Arlés 222.
RAREZA: R3 (Rara)
ANV.: Cabeza laureada del césar Constantino II mirando a dcha. Alrededor leyenda: CONSTANTINVS IVN NOB CAES
REV.: [V]O / TIS / V. En exergo: Q A. Alrededor leyenda: CAESARVM NOSTRORVM.
Constantino II. Flavius Claudius Constantinus. Arelate (Arlés, Francia), 7.VIII.316 (?) – Aquileia (Italia), IV.340. Emperador de Roma (337-340).
Fue hijo de Constantino I (272-337) y de Fausta, aunque en ocasiones se le ha supuesto hijo ilegítimo de Constantino I y de una mujer de Arelate; fue hermano de Constancio II (317-361), Constante (320- 350), Constantina (c. 320-354) y Helena, la futura esposa del emperador Juliano. En el marco de las actuaciones llevadas a cabo por su padre para mantener el equilibrio político con Licinio y sostener las apariencias del sistema tetrárquico, cuando sólo contaba con un año de edad fue elevado a la condición de César el 1 de marzo de 317 en Serdica (Sofía, Bulgaria) junto a su hermano Crispo y a Licinio II, el hijo de Licinio (Aurelio Víctor, Libro de los Césares, 41, 6-7; Eusebio, Vida de Constantino, 4, 40; Anonymus Valesianus, 5, 19). Fue entonces cuando adoptó el nombre de Flavius Claudius Constantinus que constituiría siempre su denominación oficial, aunque en dos monedas de oro (solidi) de la ceca de Antioquía con reverso Victoria Augustorum se empleó excepcionalmente —y seguramente por error— el de Flavius Iulius Constantinus (RIC VIII, 20 y 23).
Durante su juventud acompañó a su padre por algunos de los grandes frentes militares de la época, como en la guerra contra los Alamanes de 328 o el enfrentamiento contra los Godos de 332. Tras las expediciones danubianas, parece que en los últimos años del gobierno de Constantino I fue puesto al frente de la Galia, estableciéndose en Treveris (Trier, Alemania), que sería su residencia desde entonces; por aquellos años ya había contraído matrimonio (Eusebio, Vida de Constantino, 4, 49), pero se desconoce el nombre de su esposa, de la que no se sabe si tuvo descendencia.
En Tréveris comenzó su relación con el obispo Atanasio, el feroz antiarrianista relevado de su sede de Alejandría y desterrado en esa ciudad por Constantino I (Atanasio, Discurso contra los arrianos, 87); es probable que el destierro de Atanasio en Tréveris (335-337) favoreciera la propagación del ascetismo en Occidente.
En Tréveris supo Constantino II de la muerte de su padre (22 de mayo del 337) y ya el 17 de junio —aún como César— adoptó medidas que comenzó a actuar como emperador in pectore, incluso contraviniendo medidas del difunto Constantino I, como lo demuestra la restitución de Atanasio en la sede de Alejandría.
Esta actuación da sentido a las palabras de Eusebio (Vida de Constantino, 4, 51, 1) respecto a que Constantino I había distribuido el Imperio romano entre sus hijos como si se tratara de una propiedad familiar; por el mismo Eusebio se sabe que Constantino II “heredaría” las tierras administradas por su abuelo Constancio I, es decir, el occidente del mundo romano con las provincias de Britannia, las Galias e Hispania.
Constantino II sólo se estaba adelantando a la sucesión de los acontecimientos.
El 9 de septiembre del año 337, los hijos de Constantino I asumieron el título de Augustos (Eusebio, Vida de Constantino, 4, 68, 3), con lo que Roma volvía a tener tres emperadores (Constantino II, Constante y Constancio II); tras la reunión de los tres hermanos el año 338 en Viminacium, cerca de la frontera de Pannonia, se consagró el reparto de las tres porciones del mundo romano (Occidente, África-Italia y Oriente-Egipto) que en otro tiempo habían estado en manos de su padre.
El aparente equilibrio entre los tres hermanos se quebró a comienzos del año 340, cuando Constantino II al frente de su ejército invadió Italia y se enfrentó en los primeros días de abril a Constante en los alrededores de Aquileia; este último, que contaba con el ejército reclutado para apoyar a Constancio II en la guerra persa (Zósimo, Historia, 2, 41), consiguió una aplastante victoria que concluyó con la muerte de Constantino II (Eutropio, 10, 9, 2; Aurelio Víctor, 41, 22) siendo arrojado su cuerpo al río Alsa (Epítome sobre los Césares, 41, 21). Pocos días después, Constante proclamaba a su difunto hermano como publicus ac noster inimicus (Código de Teodosio, 11, 12, 1), lo que significaba la condena de su memoria y la orden de borrar su nombre de las inscripciones y monumentos. Tres años después de la muerte de Constantino I, los hechos demostraban que tampoco la fórmula hereditaria servía ya para asegurar la integridad del Imperio romano.
Hispania, tras el reparto territorial del 338 quedó, como se ha dicho, bajo la jurisdicción de Constantino II hasta su muerte en abril del 340. La huella de ese dominio se encuentra en una decena de miliarios conocidos que muestran una gran dispersión por todos los rincones peninsulares, desde Cataluña (Lérida) a Andalucía (Cástulo), incluyendo el valle del Ebro, Galicia y puntos del centro-norte de Portugal, lo que indica una cierta atención al territorio que sin duda se vio favorecida por la tranquilidad y bonanza que parece desprenderse del silencio de las fuentes y de la situación que encontrará años más tarde Constancio II. Más trascendencia tienen las llamadas inscripciones constantinianas de Mérida, que parecen documentar las obras de remodelación en el teatro y en el circo durante el mandato de Constantino II.