Antes de adoptar al dios griego Asclepio (al que llamaron Esculapio) los romanos veneraban desde el 435 a.C. a Apolo como protector de la salud. Su templo estaba situado al sur del Campo de Marte, fuera del pomerium (trazado del límite sagrado de la ciudad de Roma). En el año 431 a.C. hubo una epidemia de peste por lo que se consultaron los libros de la Sibila que el rey Lucio Tarquinio el Soberbio había dejado en el Capitolio. Las profecías aconsejaron edificar un templo a Apolo Medicus Purificador en el Campo de Marte, terreno situado entre la ciudad y el río. El templo tenía que ser elevado fuera de las murallas de la ciudad porque el dios Apolo era extranjero y así lo dictaban las leyes. Este santuario de Apolo Medicus fue muy famoso y se hacen de él continuas menciones en la historia de Roma. Se guardaban en el templo numerosas obras de arte traídas de Grecia. En la actualidad sólo queda el basamento de 4 metros de altura, debajo de la iglesia moderna de Santa María in Campitelli.
Para los romanos, Asclepio se transformó en el dios Esculapio. Fue importado en el siglo III a.C. desde Epidauro, a raíz de otra epidemia de peste que hubo en el año 293 a.C. En el año 281 a.C. se levantó su santuario en la isla Tiberina. Esta isla situada en el río Tíber estuvo desde muy antiguo asociada con el arte de la curación. En época actual se conserva en ella un famoso hospital del siglo XVI.
Los templos edificados por los romanos para venerar a Esculapio tenían unas dependencias muy importantes que eran los gimnasios y los baños.
Caracalla estante a la izq., sacrificando encima de altar, Esculapio y niño saliendo del templo de cuatro columnas. Áureo de Caracalla. Roma 215 d.C.