Cornado de Fernando el Católico. Navarra

Nacido en Sos del Rey Católico 10/03/1452-Madrigalejo y fallecido en Cáceres, 23/01/1516.

Hijo de Juan II de Navarra y Aragón y de Juana Enríquez. Rey de Navarra, de la Corona de Aragón y V de Castilla.

Su nacimiento estuvo vinculado a Navarra de forma curiosa. Su padre, Juan II se hallaba en guerra con su propio hijo, Carlos de Viana, fruto de su matrimonio con la reina Blanca de Navarra; al morir ésta en 1441, Juan II, rey hasta entonces de Aragón y sólo como consorte de Navarra, había ocupado este trono, que sin embargo le disputó su hijo Carlos, en especial desde 1450.

Casado Juan II en 1447 en segundas nupcias con Juana Enríquez, hija de Fadrique Enríquez, almirante de Castilla, parece que el alumbramiento de Fernando, en Sos, en 1452, cerca de la frontera de Navarra y Aragón, obedeció al afán de que el nuevo vástago naciese en Navarra y viera así reforzados sus hipotéticos derechos al trono (A este acaso se atribuye uno de los sentidos del exabrupto “m. en Sos”, que aún es frecuente en el lenguaje popular).

En 1547 Juan II designaría heredera de Navarra a su hija Leonor.

La recuperación de Navarra para sí mismo, ya en 1512, fue una de las obras modélicas de su talento diplomático y estratégico.

Primero, en 1484, pretendió casar a su primogénito Juan con la reina Catalina de Navarra y, al fracasar este proyecto, contribuyó a reavivar las luchas entre Beaumonteses y Agramonteses, tomó partido a favor de los primeros y llegó a tener como rehén a la infanta Magdalena, hija de Catalina.

La muerte de Catalina en tal circunstancia, en Medina del Campo (1504), azuzó todavía más la guerra civil en este reino, donde algunas facciones beaumontesas, en especial el conde de Lerín,  ya apoyaban abiertamente la entronización de Fernando el Católico.

Por fin, la negociación del casamiento del príncipe de Viana, Enrique, con una hija de Luis XII de Francia permitió la intervención militar de Fernando por medio del duque de Alba y su arrogación del título de rey de Navarra (Guerra de Navarra) en 1512.

La justificó en la excomunión de Luis XII por el papa Julio II, a raíz de la reunión, convocada por el rey francés, del concilio de Pisa de 1511 y de la deposición nominal del pontífice en él (Bulas pontificias). La excomunión dejaba al rey francés en entredicho, convertido en monarca ilegítimo.

En 1513, las Cortes de Navarra, reunidas en Pamplona, proclamaron rey a Fernando el Católico, quien a su vez juró respetar los fueros y privilegios de los navarros, conforme a los principios del pactismo. En rigor, la conquista de Navarra no fue sino una pieza en el tablero enorme de la estrategia fernandina, empeñada en debilitar la monarquía francesa y en reforzar la presencia española en Italia.

En 1515, ante las Cortes castellanas reunidas en Burgos, Fernando dio el reino a su hija Juana y a su nieto Carlos, uniéndolo a Castilla (Unión de Navarra a Castilla).