La moneda es preciosa, pero no hecha para circular. Es la forma de financiarse de países con economías muy precarias haciéndo acuñaciones limitadas de monedas-joya que venden a coleccionistas a un precio muy superior al del valor facial. Para mí, no son monedas: no circulan, no sirven para comprar, no se cambian por sus divisores, no responden a su valor facial... Eso sí, es una auténtica obra de arte.