Hola a tod@s, hoy voy a presentar otra de esas monedas que tanto me gustan y que proceden de otro
pecio desconocido que ha salido de la “Perla del Caribe” cargado, por los datos que se manejan, íntegramente, por “
columnarios”. Se trata de
8 Reales acuñados en la ceca de
México a nombre del Rey
Felipe V en el año
1739 presentando una acuñación que escenifica la perfección técnica que imperaría bajo la dinastía de los Borbones en comparación con siglos anteriores.
Datos de la pieza:Nominal: 8 Reales
Año: 1739
Ceca: México (“Mº”; en el reverso)
Metal: Plata de 917 milésimas
Peso: 21,2 gr (frente a los teóricos 27,07 gramos aprox.)
Diámetro: 39 milímetros (aprox.).
Canto: Cordoncillo (Patrón de rectángulos y círculos)
Forma: Redonda
Tipo de acuñación: Prensa a volante
Ensayadores: Siglas “MF”. Correspondientes a D Manuel de León y D. Francisco de la Peña.
Estado de conservación: “Shipwreck effect (G2/B)”. La pieza presenta un deterioro significativo, a nivel del anverso, por la acción del agua salada. Éste muestra el escudo coronado con las armas de Castilla, León y Granada, con el escusón borbónico en su centro, todo ello parcialmente visible. Las leyendas están completas y son casi legibles en su totalidad, al igual que las iniciales de los ensayadores y el valor nominal. El reverso es realmente bello y muestra las emblemáticas columnas de Hércules coronadas y con el océano a sus pies, perfectamente visibles y marcadas, al igual que los lemas “
PLUS” y “
VLTRA”, bien marcados y totalmente disponibles. Muy poca corrosión marina en esta cara, concentrada en los bordes, lo que nos hace pensar que este lado estuvo protegido dentro del conjunto. Muy buen ejemplar a pesar de la merma de peso y las corrosiones señaladas.
Referencias bibliográficas: “KM# 103”
Rareza: Rara. Tanto por la ceca en sí o por el estado de conservación, este último afectado considerablemente por las circunstancias del naufragio en el anverso, pero extraordinaria en el reverso. Si no por lo desconocido del naufragio, que ya lleva varios años, inundando el mercado, sin ningún tipo de “COA”, aunque algunos, erróneamente, especulan con que podrían proceder del “Hollandia”..
Pecio: “Pecio del siglo XVIII desconocido (Cuba, C.a. 1741-1742)”. Aunque estas piezas empiezan a aparecer tímidamente en los mercados, comercializadas principalmente en los EEUU, lo cierto es que se tiene constancia fidedigna que se están vendiendo a turistas en Cuba a modo de suvenir, en comercios locales y mercadillos. Estas monedas se pueden conseguir tanto individualmente como en “bloques” o “clump”, muy poco restauradas o con las concreciones marinas que delatan su procedencia en aguas del Caribe. Es trascendental mencionar que su cargamento, parece ser íntegramente de monedas de tipo “columnario”, lo que lo diferencia de otros descubiertos y comercializados no hace mucho.
Reinado: Felipe V “El Animoso” (1700-1724) y (1724-1746)
Dinastía: Casa de Borbón
Leyendas:Anv.: “
+ PHILIP • V • HISPAN • ET• IND • REX •” [PARCIALMENTE VISIBLES] alrededor del escudo coronado con las armas de Castilla y León, el escusón que guarda las 3 flores de Lis en el centro y, en la base del escudo, una granada en referencia a tal reino. A la izquierda del mismo, “
.MF+” en alusión a los ensayadores y, a la derecha, “
+8+” relativo a su valor nominal. Corrosión marina agresiva.
Rev.: “
+VTRAQUE VNUM + Mº + 1739 + Mº +” alrededor de una representación de las emblemáticas columnas de Hércules con coronas reales, envueltas en una cinta con el lema “
PLUS” y “
VLTRA” y con el océano a sus pies. En el centro de ambas, los dos mundos coronados, mostrando el mapa del “viejo” y el “nuevo” continente. Corrosión marina agresiva. Bellísimo reverso.
Observaciones: El anverso de esta pieza en cuestión presenta las oxidaciones propias de una moneda que ha permanecido unos 280 años bajo el mar, pero que a pesar de esto, no ha perdido los detalles que permiten su correcta identificación, por lo que esta moneda en cuestión es un fiel testigo de la historia española durante el siglo XVIII y de los territorios del “Nuevo Mundo”. Con todo ello y, dado que aún permanecen visibles los elementos significativos de esta moneda (escudo, fecha, ceca o ensayador), con las leyendas disponibles a pesar al daño por oxidaciones marinas, estimo que presenta un “grado 2 o B” como ya he mencionado, en lo referente al estado de conservación. Volviendo a destacar la belleza del reverso.
Información del naufragio: Es importante señalar que no hay referencias relacionadas con este pecio por el momento, no al menos de manera “oficial”, debido a la ausencia de trabajos arqueológicos cualificados en el pecio y al total hermetismo por parte de la población local que han extraído estas piezas, con el objetivo de vender a extranjeros para obtener un rédito que permita mejorar sus circunstancias de vida en la isla. Dicho esto, empezamos la historia de esta pieza en las vacaciones que una persona hizo por varios países del Caribe, entre ellos la isla de Cuba donde, en un mercadillo local, vio un número significativo de monedas en una caja de madera y sobre un saco en malas condiciones. Sin conocimientos de numismática, vio que todas tenían signos evidentes de corrosión y residuos marinos, además, las que pudo mirar con detenimiento no eran inferiores a 1739 ni posteriores a 1741. Algunas piezas estaban incluso rotas o fragmentadas. Así, pudo traer un lote formado por 5 monedas, 4 de ellas con valor de 8 Reales fechadas en 1739 (la que se muestra), 1740 y 1741, además de un ejemplar de 4 Reales, también de 1740. Estas monedas las iremos analizando poco a poco en esta ficha y otras que iré posteando.
Curiosamente, poco antes de esta circunstancia y, hablando de naufragios con otra persona, mencionó
un lote compuesto por 82 monedas dispuestas de la siguiente forma:
• 65 monedas de 8 Reales
• 16 monedas de 4 Reales
• 1 moneda cuyo tamaño y desgaste no permite identificar claramente, aunque sospecho que se trataba de un ejemplar de 4 Reales.
• Concreciones y residuos marinos en varios ejemplares.
Todas ellas tenían en común que las que llevaban la fecha visible estaban datadas en los años 1739, 1740 y 1741. Todas con ensayadores “MF”, acuñadas bajo el reinado de Felipe V y todas de la ceca de México de tipo “columnario”.
Algunas monedas tenían restos de fragmentos marinos y conchas, con conservaciones muy dispares entre los distintos ejemplares y entre las propias caras de la misma moneda. Posteriormente sólo fue necesario atar los cabos, pues la historia de ambas personas es bastante similar y nos pone de manifiesto las siguientes evidencias:
• Sí, es verídico que estas monedas se venden en Cuba,
• En base a lo anterior y de acuerdo a la cantidad de monedas y las circunstancias. Se constata que sí que existe un pecio del que salieron estas monedas en la isla. No es el primer naufragio descubierto por particulares en la isla y del que se extraen monedas en los últimos 3 años.
• Las monedas son íntegramente, de tipo “columnario” de 4 y 8 Reales, fechadas entre 1739 y 1741, todas de la ceca de México y ensayadores “MF”. Con ello se detecta un patrón que revela que grandes cantidades de un tipo de moneda y periodo concreto fueron cargadas en un barco para una finalidad.
Se tiene constancia de algunas piezas que coinciden con lo dispuesto anteriormente que se han visto en foros y en grupos privados, atestiguando sus propietarios que han sido traídas de Cuba o del Caribe por familiares y/o amigos que han estado allí en los últimos años. También se ha visto algunos ejemplares coincidentes a la venta en plataformas online y que confirman que las han traído de esta isla, por no nombrar algún ejemplar subastado recientemente (2021) en Casas de Subasta nacionales y que se limita a resaltar en la descripción “con oxidaciones marinas”. Para este último caso, he llegado a localizar un ejemplar datado en 1742 de la misma ceca, reinado y ensayadores que no puedo relacionar directamente con la isla o los ejemplares descritos en esta ficha, pero que no descarto. Sobre este último punto, creo interesante reseñar que en Septiembre de 2020 un usuario americano compartió en la red una fotografía de unos 46 columnarios de la misma ceca y ensayadores que nos ocupa, pero precisamente de 1742 y sin hacer más referencia salvo el título “SILVER DOLLARS Mexico Hispanic 1742 Pillar Dollar silver 8 Reales shipwreck coins”, dejando claro que provienen de un pecio, pero con serias dudas de que sea el mismo. Tampoco muestran restos de corales y sedimentos marinos típicos del Caribe como sí sucede en los conjuntos mencionados unas líneas más arriba.
Para este caso, por toda la información barajada, estimo sería una fecha muy minoritaria al no estar representada ni en los 5 ejemplares iniciales ni en los 78 ejemplares estudiados anteriormente. Esto sitúa la fecha del hundimiento en el año 1741 ó 1742, como consecuencia de las acciones bélicas desarrolladas en la zona y que detallaré a continuación, además, estableciendo el pabellón del pecio como un barco británico, probablemente contrabandista o corsario, y no español como pueda parecer. Por supuesto, para que le sea “tan accesible” a la población local, sin medios especializados para el buceo y rescate a mayores profundidades, debemos entender que el naufragio no se produjo demasiado lejos de la costa y que, por aquel entonces, debieron llegar a la costa restos del hundimiento a las playas cercanas. Por ello, tal vez podría haber algún apunte en los Archivos oficiales, pero por el momento nadie ha hecho esfuerzos por buscar información o acceder a ellos, algo que tristemente, nos resulta muy familiar.
Compro contraposición, algunos vendedores las anuncian o especulan con que su procedencia podría ser el “Hollandia”, pues el tipo de moneda y año de acuñación cuadra con la carga de este pecio en concreto. Las razones son bien diversas y van desde el desconocimiento, la especulación y el tratar de aumentar el pedigrí de la pieza para venderlas a un precio mayor, arrebatándole de paso su propia historia, que es su legado más rico y trascendente. Estas teorías y conjeturas no se sostienen y con un simple análisis visual son fáciles de descartar debido al tipo de concreciones y restos marinos adheridas a muchas de estas monedas, como los fragmentos de coral, claramente inexistentes en Europa, propios del Caribe. No podemos dejar de pensar que las Autoridades del país, a pesar de suscribir la Convención de la UNESCO del Patrimonio Sumergido en Mayo de 2016, deben tener conocimiento de este tipo de actividades, de lo contrario no sería tan sencillo sacar piezas de estas características de una forma tan sencilla a través del aeropuerto o que los particulares puedan venderlas tan a alegremente y a la vista de todos. La aparición de otro pecio en circunstancias similares, así lo explicarían y nos referimos, claramente, al “Cuban Waters Wreck (C.a. 1807)” aunque con un cargamento de plata española posterior a la del caso que aquí se muestra.
Información histórica: Vamos a situarnos en contexto de acuerdo a los datos que sabemos hasta ahora. Todo empieza en el año 1731, cuando un barco español que vigilaba las costas de Florida, apodado como “La Isabela” apresa el navío británico “Rebecca”, este último con Robert Jenkins al mando. De acuerdo a lo relatado por el propio Jenkins en su comparecencia ante la Cámara de los Comunes británica en el año 1738, el capitán del navío español. D. Juan de León Fandiño ató a Jenkins al mástil de su propio barco, desenvainó su espada y le cortó la oreja mientras le espetó “Ve y di a tu rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve”. D. Juan de León saqueó el barco británico y desarmó a toda su tripulación, para luego dejarlos marchar. Durante su comparecencia, Jenkins, irritado y con su oreja dentro de un frasco, aseguró que tal afirmación había sido, además, un insulto hacia el propio monarca británico. La Cámara, que estaba inmersa en una campaña política belicista por parte de la oposición contra el propio Gobierno, obligó a éste a exigir una compensación económica al Reino de España por tan injerencia, la cual valoró en unas 95.000 Libras de la época. Por supuesto, España respondió tajantemente con una negativa y entonces el Gobierno no tuvo más opción que ceder a la presión y declararle la guerra a España el 23 de Octubre de 1739. A esto se le llamó “la Guerra del Asiento” o “la Guerra de la Oreja”.
Con las espadas ya en alto, el almirante Vernon lideró la respuesta británica en el Caribe, partiendo de lo que hoy es Jamaica el 1 de Julio de 1741 con destino a Santiago de Cuba para tratar de doblegarla. No obstante, España había previsto una posible acción sobre “la Perla del Caribe” y estableció un plan de defensa que impidió que Vernon izar la “Union Jack” en el lugar.
Los hombres de Vernon no se rendirían, poniendo rumbo hacia el este de la isla y desembarcaron en la Bahía de Guantánamo unos 3.400 soldados el 18 de Julio de ese mismo año. Todos ellos serían encabezados por tierra bajo el mando de Thomas Wentworth, después de reunir varios regimientos, entre ellos, los supervivientes del regimiento de Lawrence Washington, llegados desde Virginia.
Dado el fracaso anterior, los británicos tenían un nuevo plan sobre la mesa, el cual pretendía la construcción de una base naval que sirviera de apoyo a la Marina Real, al norte de la Bahía y que sería el nuevo enclave estratégico que les permitiría controlar Guantánamo en su totalidad, para luego tomar Santiago.
Así, Wentworth puso en marcha de inmediato el plan belicista, aproximándose a Guantánamo con sus hombres y con escasa resistencia por parte de la población local, pero no logró alcanzar su objetivo pues muchos de sus hombres enfermaron repentinamente, presa de algunas de las enfermedades tropicales propias de la zona y terminó por dar por perdida la campaña y retirarse del lugar. El propio Vernon lo reprendió por aquella vergonzosa decisión. Con todo ello, las tropas se acabaron retirando de la isla en el mes de noviembre, pero la poderosa Marina Real continuó con el bloqueo naval del puerto de Santiago hasta un mes más tarde, cuando el grueso de los barcos regresó a Port Royal (Jamaica), mientras que los pocos que se quedaron terminarían dirigiéndose al Paso de los Vientos (entre Cuba y La Española) para realizar labores de contrabando o de corso. Muy pocos barcos fueron destinados finalmente a labores de vigilancia de la Flota española a su paso por el puerto de La Habana.
Las acciones bélicas sobre Cuba parecía que habían llegado a su fin por el momento y, como vemos, es aquí donde contextualizamos el pecio sin identificar y cuyo cargamento hemos debatido en esta ficha. Concuerda perfectamente con el periodo histórico, el lugar y las acciones sobre distintos puntos de la isla. Con ello, muy posiblemente, se trataría de uno de estos barcos británicos que acabarían realizando labores de contrabando, cargando sus bodegas con grandes cantidades de dinero por sus actividades comerciales o, incluso, aquellos que realizaban labores de corso, apresando a barcos españoles que pasaban por la zona con sus bodegas repletas de plata amonedada en la ceca de México. No obstante, seguiré investigando y espero, que nueva información pueda ponerse de manifiesto en el futuro para arrojar más luz sobre este pecio, hoy desconocido y que, con ello, no desaparezca su memoria entre los intereses económicos y comerciales de particulares, intermediarios y comerciantes de distinto tamaño e influencia.
Para no dejar nuestra historia a la mitad, ahora que tenemos un marco temporal y unos acontecimientos que concuerdan con las monedas comercializadas, continuamos con el regreso de los británicos a Cuba en 1748, donde el contralmirante británico Charles Knowles entra en escena dejando el puerto de Jamaica para asestar un duro golpe a España, interceptando la Flota de Indias en su viaje, precisamente, desde Veracruz (México) hasta La Habana.
Tras varios viajes de reconocimiento por las cosas de la isla durante varios meses, sus barcos por fin localizan y se enfrentan con la temida Flota que venía de La Habana, capitaneada en ese momento por el general Andrés Reggio el 1 de Octubre en el Canal de Las Bahamas. Las acciones bélicas por ambos bandos se sucedieron durante horas, pero no arrojó un vencedor claro. La Flota española regresó a la seguridad de su puerto y Knowles, impaciente, puso rumbo hacia La Habana el 12 del mismo mes, topándose por casualidad con una pequeña escuadra española, formada por 6 barcos para no llamar excesivamente la atención y dirigidas nuevamente por el propio Reggio, además del general D. Benito Espínola. Aunque la superioridad británica era muy evidente en este nuevo enfrentamiento, sólo pudieron hundir un barco de los 6 que formaban el conjunto español y dañar lo suficiente a otro como para que la tripulación se viera obligada a incendiarlo. De esta forma, las cuatro naves españolas restantes lograron regresar nuevamente a La Habana y Knowles, arrogante, no concluyó que había errado varias veces en su estrategia y envió a Londres un informe detallado afirmando que él y sus hombres ya se disponían a capturar la Flota de Indias. Para su sorpresa, la respuesta que recibió fue una reprimenda de las propias autoridades, pues los gobiernos británico y español habían firmado la paz unos pocos días antes.
Fotos:Espero que os guste!
Saludos.