Os presento este peso Mexicano de 1933.
Anverso:
El escudo de armas mexicano: un águila mexicana encaramada en un espinoso cactus que devora una serpiente de cascabel. El águila, el cactus y la serpiente están rodeados por una rama de encina (encina) por un lado y una rama de laurel en el otro.
La cabeza del águila y la serpiente separan la pureza (0,720). "ESTADOS UNIDOS MEXICANOS" sobre el escudo de armas.
Letras:
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS
0.7 20
Gorro frigio en sol resplandeciente con la denominación UN PESO coronado con rama de laurel y encina.
Letras:
M
1933
Libertad
Un peso
Canto plano con incrustación de INDEPENDENCIA Y LIBERTAD.
Se acuñaron en plata .800 los años 1918 y 1919 y luego por la subida del precio de la plata bajarón la ley a .720. Circuló desde 1920 a 1945..Diámetro de 34 mm y peso de 16,6 gramos.
He pegado una historia del patrón oro y plata para crear dinero REAL y la situación económica de México a principio del siglo XX con una historia del peso resplandor. ES LARGO PERO DICE MUCHO DE LAS ACUÑACIONES EN ORO Y PLATA A LO LARGO DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX EN MEXICO.
1.-La necesaria desaparición de la moneda de plata.
El inició del tema que nos ocupa guarda su primer antecedente con el decreto del 13 de noviembre de 1918 expedido en la administración de Venustiano Carranza por el cual dos hechos de relevancia ocurren: se restaura el patrón oro (establecido en 1905, más perdido en 1913), así como autorizar la acuñación de pesos plata y moneda de oro a gran escala. La importancia de México como productor y acuñador de plata hizo que funcionara un patrón bimetálico en el país.
Hay que mencionar que, un tema que no se perderá a lo largo de todas estas líneas será la fluctuación de los precios de la plata, cuestión que cobra su primera factura el 27 de octubre de 1919, con el decreto que reduce la ley de los pesos, aunque a pesar de la reducción de metal fino las monedas de plata continuaban circulando con un valor nominal inferior al intrínseco de su contenido metálico, debido a la persistente alza del precio de este metal.
Ahondando mas en tal alza de los metales, cobra relevancia lo mencionado por el autor Manuel Cavazos Lerma (1976) al respecto: “En el año de 1927 hubo un fuerte incremento en el precio del oro obligo a que el Banco de México suspendiera las acuñaciones de plata, reduciendo así la oferta mundial de este metal; por consecuencia aumento el precio de la plata, bajando, para fines de 1928, el descuento de este metal sobre el oro del 9% al 3.7%, descuento que se mantuvo hasta mediados de 1930. Sin embargo, la recesión norteamericana de 1927 tuvo su efecto en México, y se agravo por la reducción en las acuñaciones de moneda de plata; de manera que se logro un objetivo, reducir el diferencial oro-plata, a costa de deprimir la actividad económica. La política monetaria se comporto de una manera procíclica en ese año de recesión.”
Y además agrega:
“El precio del oro aumento en relación al de la plata más allá del diferencial manejable por el Banco de México, mediante su manipulación de la oferta de plata, y ante el intento de fijar un diferencial oficial alejado del precio de mercado, junto con el deterioro del comercio exterior, hizo que las monedas de oro empezaran a desaparecer de circulación.”
Durante el trienio 1918 – 1920 la situación comercial del mundo permitió importar grandes cantidades de oro, al mismo tiempo que el precio de la plata subía, hecho que estimulo la exportación de monedas de plata, sin embargo, a partir de 1921 el fenómeno se invirtió, y al bajar los precios de la plata se efectuaron acuñaciones de pesos plata con finalidades fiscales, dada la diferencia que proporcionaban las acuñaciones a favor del gobierno, principal manera para arbitrarse de fondos. Ya para 1925 del total del circulante 57% lo conforman moneda de plata, 41% de oro, 2% otros metales, cuando se supone la moneda de oro debería estar a la cabeza.
Ahora bien, el inició de la descomposición económica que vendría a causar los constantes faltantes de moneda de plata en todos los años inicia en 1926, los síntomas de la recesión se caracterizaron por una producción petrolera y minera, (entonces los indicadores más fieles de la actividad económica) que se desplomó bruscamente. De 1925 a 1927 las exportaciones de oro y plata descienden de 135.7 a 87 millones de pesos, las ventas externas de petróleo y sus derivados retroceden de 292.1 a 133.4 millones de pesos. Lo anterior tuvo repercusiones inmediatas sobre el gobierno, ya que los ingresos fiscales dependían fundamentalmente de la producción de hidrocarburos. La captación de aranceles petroleros por exportación descendió de 42 a 13 millones de pesos de 1923 a 1928. El presupuesto de egresos de la federación desciende de 304.4 millones de pesos en 1926 a 213 en 1932.
Para el segundo semestre 1926 los ingresos públicos disminuyeron al tener cada vez más una moneda con menor valor, así como de tener múltiples acreedores por empréstitos, uno de ellos fue el recién inaugurado Banco de México, las reservas de este descendieron drásticamente, cobra relevancia señalar que para el 30 de abril de 1926 había en caja 35 millones de pesos (700,000 monedas 50 pesos “Centenario”), el 5 de abril de 1927 restaban 7.5 millones de pesos (150,000 monedas de 50 pesos “Centenario”), por lo tanto en un último intento por tratar de solventar la situación se decidió aumentar la circulación de moneda de plata, con tal de suplir el déficit, el propósito de la administración hacendaría fue mantener el tipo de cambio de 2 pesos por 1 dólar. A pesar de dichas medidas, el valor de la plata había caído hasta 20% debajo del oro.
Mientras tanto, la Comisión Monetaria (institución precedente del Banco de México) tenía la obligación de disponer de fondos para efectuar el canje de la moneda de plata por oro ilimitadamente, situación que nunca logró garantizar, produciéndose como resultado la depreciación de la moneda de plata frente al oro y la fuga de este a pesar de las prohibiciones legales para exportarlo, el vacío que dejaba el metal amarillo exportado o atesorado era sustituido con cuños de plata.
La excesiva acuñación de moneda de plata y la obligación de garantizar su canje a la par con moneda de oro obligó a hacer uso del fondo de estabilización (en moneda de oro), que para 1927 estaba cerca de consumirse, lo que genero desconfianza en el uso de la moneda de plata. El funcionamiento del patrón oro desde 1918 exigía que la cantidad de pesos plata en circulación fuera muy restringida, para lograr formar reservas que garantizaran el canje por oro de la moneda en circulación, situación que no llego a materializarse. En ese mismo orden de ideas, para aquellos días a causa de la depresión mundial la cantidad de dinero era excesiva y las transacciones reducidas, se defenfio la tesis que había que disminuir el circulante.
En otras palabras, citando al ex-gobernador del Banco de México Ernesto Fernández Hurtado (1976): “En el área de regulación de los cambios, las regalías del tesoro por las acuñaciones de plata fueron suficientes durante algunos años para mantener en niveles moderados el margen entre las monedas de oro y plata. Pero cuando las acuñaciones se reanudaban o crecían por las exigencias del erario, provocaban, como ya se dijo la depreciación de las piezas de plata.
Bajo esta misma tesitura, siendo parte del Consejo de Administración del Banco de México (1925 – 1929) Manuel Gómez Morín afirmo: “el valor de una moneda nunca podrá depender de la existencia de un fondo regulador o de la disponibilidad de reservas metálicas, como tampoco de su valor intrínseco”
A causa de lo anterior, el gobierno tomando en cuenta los trastornos que a la economía nacional le causan la depreciación de la moneda nacional, a consecuencia de las excesivas acuñaciones de moneda de plata que se habían lanzado a circulación con un valor intrínseco menor al que notoriamente representaba, y sin el correspondiente fondo de oro para efectuar su canje, se acordó ceder ante las presiones, cambiando la política y suprimiendo las susodichas acuñaciones por el decreto del 25 febrero de 1927, con el objetivo fundamental de contrarrestar el doble descuento: del peso plata frente al oro en el mercado nacional, y del oro en relación con el dólar en el mercado internacional. Otro aspecto de la prohibición fue buscar revalorizar al peso mexicano, y así regular el tipo de cambio, aunque a costa de la depresión en la producción y el empleo.
¿Por que el Gobierno Federal ordenaba la emisión de montos de moneda y no el mismo Banco de México como su ley orgánica se lo ordenaba? En un principio hasta 1932 por las penurias del erario el Gobierno Federal ordenaba las acuñaciones de moneda de plata, no el Banco de México, ahora bien, esta practica dejo de ejercerse cuando Pani retoma la cartera de Hacienda, citando al investigador Manuel Cavazos Lerma (1976): “…Pani buscando estimular o reactivar la economía (sin llegar a inflación), autorizo la acuñación de pesos plata, teniendo como propósito restablecer el equilibrio entre el volumen del circulante y la producción consumible. Además, en aras de que el Banco de México ejerza con autonomía y eficacia la función reguladora será únicamente quien pueda ordenar la acuñación de moneda según lo exijan las necesidades monetarias de la República y estrictamente dentro de los limites de esas necesidades, con entera independencia del gobierno”.
Sin embargo, tanto la suspensión de las acuñaciones de plata como la intensificación de las acuñaciones de oro, no lograron detener la depreciación de la moneda. Por consiguiente, el patrón oro establecido en noviembre de 1918, se encaminaba a convertirse en un monometalismo plata.
Para el 7 de junio de 1927 Manuel Gómez Morín Concejal del Banco de México alertaba al Secretario de Hacienda de la depreciación de la moneda de plata y la escasez del oro. La situación continúa empeorando, el saldo en el último trimestre de 1927 era la siguiente:
El patrón oro, formalmente en vigor no tenía vigencia real.
La moneda de plata tenía poder liberatorio ilimitado, más su valor se depreciaba.
El Banco de México era incapaz de regular el tipo de cambio o restringir exportaciones de oro.
Había dos escalas de precios, como en los años revolucionarios, una para moneda de oro y otra para plata, esta última más elevada.
El Presupuesto de la Federación arrojaba un déficit. A menor déficit presupuestal menos acuñación de plata y viceversa.
Entre 1929 y 1932 el PIB (Producto Interno Bruto) caería un 16%, desde un ángulo diferente de 1925 a 1932 retrocedería un 22%, de 3,621 millones de pesos a 2,821. Otros autores interpretan los datos de 1925 a 1932 el PIB disminuyo en un 2.8% anual.De 1917 a 1932 el circulante estuvo compuesto mayormente por metálico.
El fenómeno coincidió con una depreciación mundial de la plata y consecuente apreciación del oro, lo que hace redituable la exportación de la moneda áurea, acto seguido, al haber más moneda de plata las escalas de precio se hacen más amplias.
Adicionalmente, tal fenómeno afecto el tipo de cambio, para 1931 las existencias en plata de los bancos disminuyeron de 66 a 38 millones de pesos, además de cada 10 monedas de oro en el país 4 eran exportadas clandestinamente.
En otras palabras, el tratadista Eduardo Turrent menciona que en los primeros 5-6 años de la década de los años veinte hubo una abundancia de moneda de plata, esto se debió a la gran diferencia entre el valor intrínseco de la moneda de plata y su valor facial, esta diferencia se llama “señoriaje”, cuestión que el gobierno de Álvaro Obregón aprovecho para hacerse de recursos, principalmente para sanear el déficit presupuestal, ya que la brecha entre egresos e ingresos se financió con este “señoriaje de plata”, para la moneda de un peso, hasta 51 centavos llegaron a ser por señoriaje, agréguese las cuantiosas cantidades de moneda de plata amonedadas en este periodo. Todo lo anterior deterioro el funcionamiento del patrón oro -vigente- en México. Más aun, nunca se logro acumular el fondo monetario previsto para el canje de oro por plata.
2. El regreso triunfal de la moneda de plata.
Teniendo en consideración tal panorama, como se comentó en un principio la solución vino a ser en primera instancia el cese de acuñación de la moneda de plata, sin embargo, como la disparidad entre las dos especies continuó expandiéndose el 25 de julio de 1931 se promulga una nueva Ley Monetaria que desmonetizo en definitiva el oro, y que hizo patente la necesidad de restaurar la moneda de plata, habiendo cambiado las reglas económicas.
De manera más puntual, tal legislación entre otras disposiciones no solo se limitó a desmonetizar el oro, también lo hacía de comercio libre, sentó el precedente que ahora la acuñación de toda la moneda solo respondería a las necesidades monetarias del país; asimismo, consideraba como dinero circulante a los billetes del Banco de México (de aceptación voluntaria), más aún permitió que las deudas en oro puedan ser pagada en plata, lo que correlativamente hizo necesario la amonedación de estas piezas.
Incluso, la escasez e incertidumbre de la moneda de plata ocasiono la demanda, aceptación y correlativa confianza del billete del Banco de México. El dinero en circulación se contrajo, de diciembre de 1930 a diciembre de 1931, en 60.2%.
Más aun, en la exposición de motivos del convenio de acreedores de deuda externa de 1942 se explicaba que en la década de los años 20s para saldar la balanza de pagos desfavorable (más importaciones que exportaciones) se exportaba oro y se acuñaba moneda de plata.
Aunque la Ley Monetaria de 1931 trato de solucionar el problema, se desmonetizo y se permitió la exportación del oro, no se derogo base del sistema monetario, 75 centigramos de oro por peso, o bien 2.06 pesos por dólar, ya el tiempo de cambio era realmente 2.40 por dólar.
En cuanto a la moneda de plata, desde 1931 las Cámaras de Comercio buscaban se acuñará plata en mayor cantidad. Incluso, el 16 de febrero de 1932 escribió Fernando Montes de Oca (a menos de un mes de haber dejado el cargo como Secretario de Hacienda y contradiciendo los principios de no acuñación de moneda que ejecuto en el poder): “Necesitamos una gran cantidad de moneda de plata, debemos acuñar a la brevedad, evitar la exportación, convertirla en moneda desde las minas, y así que exista crédito en el país”.
En vista de que la anterior reforma monetaria “libero” a la moneda de plata de su conexidad con el oro el 9 de marzo de 1932 se expide el decreto que regreso el peso Resplandor, fabricando 50.7 millones de pesos plata, la mayor cantidad de toda la serie, ahora como moneda fiduciaria, sin respaldo en oro.
Al análisis de esta situación se suman conflictos políticos y sociales que son parte de la razón del porque el problema se extendió por más de un lustro, como la Guerra Cristera, el alzamiento militar en contra de la reelección de Obregón, el problema de la deuda externa con el Comité Internacional de Banqueros, la crisis diplomática con los Estados Unidos por la cuestión petrolera, la revuelta de José Gonzalo Escobar (los “Escobaristas”), el y el movimiento de José Vasconcelos.
3. Conclusion:
En un principio entendemos como la acuñación de moneda se desvío de los postulados originales, acuñando con finalidades fiscales, para hacerse de fondos, suplir déficit, etc., lo que ocasiono múltiples problemas a la sazón de inconvertibilidad de plata con el oro, depreciación de la moneda, entre otros, así se entendió se tenia que dejar de acuñar moneda, cuestión que se hizo efectiva por medio del decreto del 25 de febrero de 1927, más esto no fue suficiente, ahora la efervescencia económica era también internacional, ya no se podía sostener un patrón oro, artificial en la práctica, por lo que el “golpe final” fue la Ley Monetaria del 25 de julio de 1931, que permitió el regreso de -los ahora necesitados- pesos resplandor, después de 4 años de ausencia, por medio del decreto del 9 de marzo de 1932. El incremento de la oferta monetaria (moneda de plata) fue un factor que hizo en 1933 el PIB aumentará a 11.3% anual.
Y aquí la moneda en cuestión y su belleza.