En el museo Móra Ferenc en Szeged, Hugría se conservan los restos óseos y parcialmente momificados de un bebé que le trajo al biólogo y antropólogo János Balázs y su equipo de la universidad de Szeged de cabeza durante más de una década.
En unas excavaciones realizadas en un cementerio medieval en el pueblo de Nyárlörinc entre 1982 y 1992 se hallaron 541 tumbas que databan de los S XII al XVI y algún entierro solitario durante el S XIX.
Los restos del bebé estaban metidos dentro de una vasija de cerámica y en la mano momificada llevaba una pequeña moneda de cobre.
Los huesos del niño se metieron en una caja para su estudio y se olvidaron de la olla y la moneda cuando en 2005 János Balázs y Zoltán Bölkei comenzaron su análisis.
Lo primero que no comprendían es que la mitad de los huesos eran verdes cuando en ninguna de las otras tumbas habían detectado ese fenómeno y lo segundo es que se hubiera conservado la carne de la mano derecha y de la espalda.
Hicieron un análisis a los huesos y detectaron que el bebé tenía concentraciones de cobre 500 veces superior a la media de una persona, pero no sabían qué había podido producir esa cantidad de cobre en los huesos.
El misterio se resolvió en el año 2018 cuando el equipo descubrió que en el cercano museo Móra Ferenc había más cajas almacenadas de la excavación de Nyárlörinc. Dentro de una de esas cajas estaba la vasija con la moneda. Los registros indicaron que era la olla en la que había sido encontrado el niño. Le pusieron la pequeña moneda en la mano y encajaba perfectamente.
El equipo concluyó que las propiedades antimicrobianas del cobre junto con las condiciones del vaso protegieron la mano y la espalda de la descomposición y la momificación ayudó a mantener el agarre de la moneda.
Sus resultados se publicaron en la revista Archaeological and Anthropological Sciences en abril de 2018 y aunque en otras ocasiones se habían descubierto huesos verdes en tumbas producidos por la reacción de joyas y adornos, nunca habían encontrado tanta cantidad de cobre en una persona y la mano fue descrita como el primer caso certificado de momificación por cobre.
Ahora ya están en el museo juntas todas las piezas, los huesos, la vasija y la moneda.
Pero ¿por qué una moneda en la mano?
El bebé medía entre 28 y 33 cm y pesaba entre 450 a 900 gramos. Posiblemente nació muerto o murió al nacer. Era tradición en algunas culturas que un bebé muerto que no había sido bautizado iba al purgatorio. Su madre u otra persona puso la moneda en la mano como una forma de pagarle al barquero que lleve su alma al más allá.