Curiosa historia. Al leer Mossos se me ha ido la mirada a tu localización (que recordaba Castilla y no en ese rincón) luego entendí que era tía-abuela y los parentescos se desparraman (por cierto una tía-abuela mía también era soltera y sin hijos y vivía sola en Lugo, pero sólo tenía un gran piano y una máquina de escribir). Las monedas (no todas ellas) han tenido un final feliz, no pueden estar en mejores manos familiares, me alegro.
Curioso es que antes guardasen las monedas así apiladas en cajas (mi padre también), era como una especie de hucha en la que las monedas se rascaban unas con otras, y con la caja, algo impensable hoy día para muchos de nosotros, sobre todo esos que gustan de brillos espejo.
Tu primo supo ver tu mimo con las monedas, tu tacto y tu mirada hacia tus monedas y lo entendió bien.
Gracias por compartir. Felicidades por el tesoro, ¡que brilló más chulo tiene la palmera! Bravo
Saludos
¡Deja que fluya!