17 de noviembre de 1920, Sedan a eso de las siete y media de la tarde.
Tres personas, tres vidas que se juntaron aquella fría noche en la cantina de Richard. El ambiente era tenso, se notaba, se palpaba en cada mirada, en cada gesto.
Al final una inoportuna sonrisa desencadeno todo...
#10 de septiembre de 1917#
Petrogrado es un polvorín, se cree cada vez con mas fuerza que los obreros y ciudadanos de clase media-baja se van a sublevar contra el poder del Zar. Los bolcheviques cada vez son mas y los mencheviques y socialistas se hacen oír en las calles.
Sergei Nekrasov es un comerciante a pequeña escala bastante estafador y sin escrúpulos que se ha lucrado durante el infierno que el imperio esta viviendo a causa de la guerra.
Como es de comprender, eso no siempre suele crear muchos amigos y si encima le sumamos el pequeño titulo nobiliario que ostenta su familia de otras épocas mas gloriosas, hacían que Sergei se replantease su situación. Los alemanes cada vez se acercaban más y la mejor solución era escapar a Suecia vía la provincia de Finlandia. Escapar de los alemanes o escapar de los bolcheviques, el caso era escapar... nada sería como antes.
Consigue llegar a Suecia no sin algún que otro sobresalto y allí se instala hasta que la Gran Guerra termina. Por supuesto su subsistencia se basa en los negocios del mercado negro y algún que otro robo.
Para enero de 1919 emprende viaje a Francia, piensa que entre la desgracia, la destrucción y la desmoralización de los habitantes de la zona de las Ardenas podrá hacer muchos negocios de los suyos.
A mediados de marzo llega a Sedan y le gusta lo que ve. Casas destruidas, árboles quemados, tierras impracticables, tullidos, locos, viejas llorando y viudas muchas viudas. Agujeros en los antiguos adoquinados de las calles y barro por todas y cada una de ellas.
Se notaba bastante que la guerra había vivido allí durante cuatro años. Era el lugar perfecto para hacer innumerables negocios.
#5 de mayo de 1910#
Las calles cercanas al banco general de la Bretaña parecían mas hermosas que nunca, París resplandecía mientras amanecía su maravilloso sol primaveral. En fin la vida parecía sonreír con fuerza a Antoine Rude, esa misma mañana se iba a confirmar su ascenso a mano derecha del presidente del banco. Y eso solo con apenas treinta años cumplidos.
Antoine pertenecía a una familia burguesa que había hecho muchísimo dinero con sus negocios ocultos con el gobierno alemán. Claro eso no se podía decir muy alto en aquella época, mas bien directamente no se podía decir, acordaros de Draifus.
Pasados los años, durante la Guerra, Antoine facilitaba crédito a el ejercito alemán, pues pensaba seríamente que ellos ganarían la guerra y gracias a sus generosas donaciones le mantendrían en lugar destacado dentro del nuevo orden al finalizar la contienda. Tan fácil como mandar muchos pequeños lingotes de oro y plata mediante subordinados que se infiltraban en territorio enemigo para dejarlos.
La guerra acabó y Antoine fue delatado como traidor a la patria, consiguió escapar de la policía y con una nueva identidad gracias a unos contactos que tenía (el dinero abre casi todas las puertas) logro acabar en Sedan. Allí en aquel infierno nadie le buscaría.
#3 de junio de 1912#
Jean Dupuis era un veterano de la guerra Franco-Prusiana. Uno de los pocos que fue galardonado por el nuevo régimen republicano como héroe de guerra. Consiguió acabar con un primer ataque prusiano y lucho hasta el final consiguiendo escapar a la captura de la totalidad del ejercito por parte del oponente en la desgraciada batalla de Sedan. Como reconocimiento el gobierno le regalo un pedacito de tierra en aquel desgraciado lugar a orillas del Mosa.
Pasados los años Jean formo una familia en Tolouse, pero la pérdida en mayo de 1912 de uno de sus cuatro hijos hizo que decidiera emprender una nueva vida con el resto de la familia en Sedan, aprovechando la tierra que poseía. Allí llegaron el 3 junio y empezaron de nuevo, cultivando y cuidando de unos pocos animales.
La Gran Guerra llego en septiembre de 1914 con un montón de soldados alemanes que como os podéis imaginar no dejaron ni un solo animal y un campo destrozado casi de por vida. La estabilización del frente cerca de la ciudad, la cantidad de bombas que caían sin cesar, la llamada a filas de dos de sus hijos y la maldita fiebre española acabó con los pocos miembros de su familia.
Cuando la guerra acabó, él no tenía en absoluto nada que celebrar. Sedan era una ciudad muerta y él un muerto en vida sin nada mas que perder.
#Noviembre 1920#
Antoine había logrado camuflarse bien entre la miseria, no lo llevaba nada bien pero sabía que pronto dejarían de buscarle y empezaría de nuevo con todo el dinero que seguía teniendo en cuentas bancarias con nombres falsos.
Sergei hacía un poco de contrabando, sobre todo con comida e utensilios del día a día. No le iba tan bien como preveía por la sencilla razón de que había muchos como él y la competencia era dura.
Jean subía casi todas las tardes al pueblo, se sentaba, a veces en la destrozada plaza, a veces en la cantina de Richard. Normalmente se le solía ver con los ojos humedecidos por la desgracia.
Una tarde de ese mes, concretamente la del dia 17, ya noche cerrada, en la cantina despachaban Sergei y un hombre mayor del pueblo. El señor acababa de llegar de París y su casa había sido arrasada por las bombas. Él quería reconstruirla pero claro, necesitaba material y aquello escaseaba. Despachaba con Sergei para ver si éste le podía conseguir lo que necesitaba incluida la mano de obra.
En la otra parte de la cantina, sentado con una cerveza apenas sin tocar, estaba Jean, desencajado como de costumbre. Y mas o menos a mitad de camino entre los dos, se encontraba Antoine, con una copa de vino y escribiendo una carta para acelerar su vuelta a su anterior vida pero con otro nombre.
De repente la conversación entre Sergei y el señor se convirtió en una auténtica bronca y éste último abandono la cantina. Al poco regresó con una maleta y una bolsa que tenia pinta de pesar bastante y la puso encima de la mesa donde se encontraba Sergei. La bolsa estaba llena de monedas de 50 céntimos que éste había ido ahorrando en los últimos años. Sergei miro el interior e hizo un gesto de aprobación.
El señor que vestía con una indumentaria humilde no paraba de mirar a nuestro ruso ya desde una cierta distancia. Sergei miraba y miraba la bolsa, había mucho dinero para la época. Pero pasados unos minutos le dió por meter la mano en la bolsa y lo que en un principio eran todo monedas de plata, se convirtió en que tras unas primeras monedas colocadas en la parte superior, el resto eran las nuevas monedas de 5 céntimos que habían salido ese mismo año. Sergei se levanto indignado de la mesa para, seguramente, tener algo mas que palabras con ese tipo.
El señor saco una pequeña sonrisa de su semblante al tiempo que de una maleta que llevaba aparecía una ametralladora de la guerra cargada. Los disparos acabaron con la vida de todos los que allí se encontraban menos con la de Richard que se escondió tras la barra.
Nadie sabe si ese señor era un soldado que lo había perdido todo, incluso el sentido común. Si se había aficionado a la muerte durante la guerra o simplemente era un demente que asesinaba por placer. El caso es que cogió la bolsa con el dinero y salio de la cantina como si nada. Nunca más se le volvió a ver por allí.
El caso es que la consecuencia de los disparos fue el triste final que acabo con la vida de Sergei que encontraba la muerte tras escapar de ella en su Rusia natal, con la vida de Antoine, traidor a su propia patria por dinero y con la vida de Jean, héroe de una guerra perdida en la que escapó a la muerte para años mas tarde encontrarla cerca del campo de batalla.
Tres vidas, tres por varias monedas de cinco céntimos...
https://goo.gl/images/7rKpVWMetal... Cuproníquel
Peso.... 2 gramos
Diámetro..... 17 mm
Grabador.... Edmond-Émile Lindauer
Referencia .... km#875