Gnaeus Domitius Ahenobarbus
Yo, Gnaeus Domitius, descendiente del gran Lucius Domitius a quien los dioscuros encomendaron la tarea de proclamar la victoria, todavía incierta, de la
legio sobre los latinos en la batalla de Lago Regilio en el año del cónsul Aulus Postumius Albus Regillensis, recibí el tono cobrizo de mi barba a través de mi antepasado Lucius, a quien los mismísimos Cástor y Pólux dieron dicho color a su negra barba como prueba de su divinidad. Fue desde aquel momento que tomamos el cognomen
Ahenobarbus.
DOMITIA, Denario, Norte de Italia (116-115 a.C.)
A pesar de nuestro origen humilde conseguimos ennoblecer nuestra sangre al incluir nuestra gens entre los
patricii, un logro que alcanzamos tras un laborioso camino y con la inestimable ayuda ofrecida por la instauración de la
res publica. Todo este trabajo concluye con mi consulado en el 632, una fecha que los
ahenobarbi recordarían durante generaciones. Sin embargo, la deshonra llegaría durante mi estancia en la Gallia, donde sería enviado para aleccionar a los alóbroges tras su determinación de acoger al rey de los saluvios, el enemigo de Roma Tutomotulo. A pesar de mi gran labor en esta región durante todo el año, fue el nuevo cónsul, Quintus Fabius Maximus, quien se llevaría los honores de la victoria sobre los alóbroges y la rendición de Bituito, rey de los arvernos. Ese maldito galo se rindió a Quintus cuando debería haberse sometido a mí, por lo que no tuve más remedio que arrebatárselo y enviarlo encadenado a Roma en mi nombre; lo que no pude pronosticar es que el Senado pediría también la cabeza de su hijo, Congonetiac. Así fue que una guerra casi extinguida se reavivó hasta enfrentar de nuevo a las legiones romanas y a las tropas de los arvernos cerca de Vindalium, en la desembocadura del Sorga. Esos galos no estaban preparados para resistir la acometida de los majestuosos elefantes traídos de África.
Tras la batalla, se dispuso mi regreso a Roma hacia el 634 con los honores de
vir triumphalis de galleis arverneis. A pesar de ello, y en mi idea de lograr un reconocimiento justo para la gens Domitia, de lo que más me enorgullezco es de haber unido el Ródano y los Pirineos mediante una vía militar que sería el orgullo de mi familia y nos daría el reconocimiento necesario para solemnizar nuestros modestos orígenes.