Diana Nemorensis, o "Diana of Nemi", también conocida como “Diana del bosque”, era una forma itálica de la diosa que se helenizó durante el siglo IV a. C. y se amalgamó con Artemisa. Su santuario se encontraba en la orilla meridional del Lago de Nemi, bajo los precipicios de la moderna ciudad de Nemi (en latín, nemus Aricinum). A este lago se refieren los poetas con el nombre de speculum Dianae, “espejo de Diana”. Sólo la ciudad de Aricia estaba situada a unas tres millas de distancia, a los pies de las Colinas albanesas, y separada del lago por una abrupta pendiente, que se sitúa en una especie de pequeño cráter en la ladera de la montaña.
De acuerdo con uno de los múltiples mitos fundadores helenizantes, el culto de Diana en Nemi habría sido instituido por Orestes, quien, tras matar a Thoas, rey de Táurica (Crimea), huyó con su hermana Ifigenia a Italia, llevándose con el la imagen de la Diana Táurica oculta en un haz de leña. Tras su muerte, se desarrolló el mito, sus huesos fueron transportados de Aricia a Roma y enterrados en frente del Templo de Saturno, en la Colina Capitolina, cerca del Templo de la Concordia. El ritual sangriento que la leyenda adscribe a la Diana Táurica es familiar para los lectores de la literatura clásica; se decía que todo extranjero que llegaba a la orilla era sacrificado en su altar, aunque una vez transportado a Italia, el rito del sacrificio humano asumió una forma más suave.
El templo de Diana Nemorensis estaba precedido por el bosque sagrado en el que había tallada una imagen de culto. El templo fue considerado por Vitruvio como arcaico y "etrusco" en su forma. A. E. Gordon ha observado que la comparativamente tardía fecha de los restos excavados del santuario no excluye la dedicatoria del bosquecillo a finales del siglo VI. Albert Alföldi ha demostrado que la imagen de culto permanecía en su lugar en fecha tan tardía como el 43 a.C., cuando fue reflejada en el sistema monetario.
Había siempre un sacerdote especializado en el culto a Diana en ese bosque, se llamaba Rex nemorensis (el rey del bosque). Este sacerdote era sustituido cada año mediante un combate entre él y el pretendido sucesor; quien ganaba adquiría el puesto y el otro quedaba muerto, este es un ejemplo del talante práctico de los romanos. Es un rito único, su singularidad en el culto asombra, ya que no se encuentra ningún paralelismo con otras culturas.
El tipo itálico de imagen de culto tripliforme de Diana Nemorensis fue reconstruido por Alföldi a partir de una secuencia de monedas del último periodo republicano que conectó con una gens de Aricia. Las tres diosas aparecen delante de un bosque incompletamente indicado; la diosa central tiene colocada su mano derecha en el hombro de una de las otras diosas y su mano izquierda en la cadera de la otra. Se insinúa que las tres son en realidad una a través de una barra horizontal que pasa por detrás de sus cuellos conectándolas. Los acuñadores posteriores simplificaron la imagen. La Diana latina era concebida como una unidad triple de la cazadora divina, la diosa Luna, y la diosa del mundo inferior, Hekate; Alföldi interpretó la imagen numismática, notando que Diana montium custos nemoremque virgo ("guardiana de las montañas y virgen de Nemi") es llamada por Horacio diva triformis ("diosa triforme"). A Diana la llaman normalmente Trivia tanto Virgilio como Catulo.
Busto de Diana Nemorensis (o posiblemente Aca Larentia) tocada de una diadema. Denario de la familia Accoloeia. Magistrado monetal Publius Accoleius Lariscolus. Roma 43 a.C.
Climena y las dos hermanas de Faetón transformándose en árboles; sujetando un travesaña sobre sujs hombros del que emergen cinco copas de ciprés; la figura de la dcha. porta una flor y la de la izq. una rama seca. Denario de la familia Accoloeia. Magistrado monetal Publius Accoleius Lariscolus. Roma 43 a.C.