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| Tema: Augusto y el Principado Julio-Claudio Vie 04 Jun 2010, 10:31 pm | |
| Ya hemos visto anteriormente la importancia de la pertenecía a una gens en la antigua Roma, y de la necesidad de explicitarlo a través de la realización de los más diversos tipos de inscripciones (votivas, honoríficas, de construcción, funerarias, etc.) o bien de la emisión de las monedas. Tras la finalización de la época de las guerras civiles Cayo Julio César Octaviano tenía todo el poder de la República, y lo había conseguido dando muchísima importancia a su relación con César, primero usando su mismo nombre tal y como le correspondía como hijo adoptivo y heredero legal, y después manteniendo en su titulación oficial esta filiación (DIVI F), que le hacía hijo del Divino (Julio), ya que al ser deificado este era su nombre oficial entre los dioses. Ahora bien la figura de César Octaviano era excepcional, y hubo que crear un entramado “constitucional” para encajar sus poderes en el Estado. En primer lugar hasta el final de la guerra nuestro protagonista tenía un mando extraordinario (continuador de los poderes que le había conferido el triunvirato), un imperium maius, que estaba por encima de cualquier poder civil y militar del resto de las magistraturas de la República. Luego Octaviano fue acumulando honores y dignidades, así fue cónsul de manera ininterrumpida del 31 al 23 a.C., recibió parte de los derechos tribunicios en el 30 a.C., así como el derecho de proponer sacerdotes, nombrar patricios y el juramento del Senado de reconocer y mantener sus decisiones de gobierno. Es decir se había convertido en el Princeps de la República, un título no oficial con el que se designaba al romano más importante de su tiempo, al que se reconocía por sus virtudes cívicas (auctoritas) y su influencia en el gobierno del Estado, al que añadió el título de Imperator, que Octaviano convirtió en su propio prenomen, dando así un reconocimiento explícito a sus victorias militares y sobre todo al caudillaje que ejercía sobre la totalidad de las tropas legionarias, lo que le había permitido conseguir la paz definitiva, celebrada con el cierre simbólico de las puertas del Templo de Jano, y el inicio de la normalización política con la confección de un censo, la determinación de la nueva lista de componentes del Senado (lectio senatus) y la derogación de todas las medidas extraordinarias (y anticonstitucionales) que se habían tomado durante la guerra. Pero la terminación de la guerra exigía unas nuevas medidas y éstas empezaron en el año 27 a.C., en enero Octaviano devolvió al Senado los poderes extraordinarios que hasta entonces había ejercido y a cambio esta Asamblea le encomendó la protección y defensa del Estado mediante la cura tutelae reipublicae, además le concedió el título de Augustus, término de carácter sacral que el colocaba por encima del resto de sus conciudadanos. Ahora bien, qué significaba todo esto en la práctica: la tarea de proteger al Estado permitió a Augusto conservar sus poderes militares extraordinarios en las provincias no pacificadas o amenazadas por un peligro exterior , por tanto el poder militar quedaba bajo la supervisión directa de Augusto, y el civil bajo la influencia de su reconocida auctoritas. http://www.panoramanumismatico.com/noticia/2672/Monedas/augusto-principado-julioclaudio.html |
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