Una conservación buena: a pesar del desgaste, se puede identificar perfectamente y se aprecian casi todos los detalles. Tampoco se le puede exigir demasiado a una moneda de más de 2000 años.
Siempre he dicho que cuando se colecciona moneda ibérica hay que dejar un poco de lado la conservación. ¿Dónde pones el límite? A menos que sólo te dediques a una ceca muy común, como Cástulo o Gadir), de la que dispones de muchísimos ejemplares y puedes ser muy exigente (como el compañero Cbccadiz con sus gaditanas), hay otras cecas con las que tienes que conformarte con lo poquito que hay y normalmente en un estado de conservación que deja mucho que desear.
¿Vamos a rechazar una pieza de Sisipo, de Oba o de Bailo a un precio asequible por no estar impecable, aunque sí totalmente identificable). Yo no.