León
cultura
Tutankamón llega a La Virgen
El Museo-Liceo Egipcio alberga por primera vez en España 200 réplicas de los tesoros hallados en la tumba del faraó
La réplica exacta de la momia de Tutankamón, que puede verse en el Museo-Liceo Egipcio de La Virgen del Camino hasta el 30 de junio. - ramiro
La réplica exacta de la momia de Tutankamón, que puede verse en el Museo-Liceo Egipcio de La Virgen del Camino hasta el 30 de junio. - ramiro
verónica viñas | león 01/04/2015
Tutankamón ha tardado tres meses en llegar del Cairo a León. Ha hecho falta mucho dinero y mucho papeleo para traer la momia del faraón a La Virgen del Camino. El Museo-Liceo Egipcio la expone hasta junio junto a un séquito de ushabti —término egipcio que significa ‘los que responden’—, estatuillas que en el Antiguo Egipto se depositaban en la tumba del difunto; en este caso, 360 trabajadores y 52 capataces realizados en madera dorada, alabastro o cerámica. El trono de oro, el sarcófago, abanicos, papiros, joyas, vasos de ungüentos, amuletos... Casi 200 objetos que, sumados a los fondos del museo, convierten la exposición Los tesoros de Tutankamón —cuya inauguración se anunció en diciembre—, en la segunda colección egipcia más importante de este país.
La mayoría son réplicas de las riquezas encontradas en la tumba de Tutankamón por el arqueólogo Howard Carter hace 93 años, aunque también hay objetos originales, como un papiro de El libro de los muertos, «la pieza más valiosa del museo», afirman los responsables del Liceo de La Virgen del Camino, el egiptólogo Raúl López y la arquitecta Beatriz Cañas.
Sin duda, la estrella de la exposición —que visita por primera vez España— es la momia del faraón más célebre de la XVIII dinastía, que falleció a los 19 años y que según recientes investigaciones de egiptólogos españoles no está claro que fuera hijo de Akenatón, sino su hermano. También hay una copia de la espectacular máscara mortuoria de Tutankamón, cuya original, de oro macizo, está en el Museo del Cairo y a la que hace dos meses se le desprendió la barba mientras era limpiada y fue pegada por los conservadores con ‘superglue’.
Llama la atención la conocida escultura del faraón sobre el lomo de un leopardo y el trono o silla ceremonial —de madera laminada en oro la original—, en cuyo respaldo hay una escena cotidiana en la que el faraón es ungido en aceites por su esposa Anjesenamón.
Hamdi Zaki, egiptólogo, ex consejero de Turismo de Egipto en España y Estados Unidos y uno de los egipcios más influyentes del siglo XX, asistió ayer a la inauguración de la exposición, cuyas piezas han salido de las manos de los mejores artesanos del país del Nilo.
Traer el tesoro a León
La colección completa, propiedad de un empresario egipcio y valorada en tres millones de euros, consta de mil piezas, incluida la fastuosa corona del faraón, que los directores del Museo Liceo quieren traer a León si encuentran patrocinadores y una sala de exposiciones de al menos 2.000 metros cuadrados para exhibir el ingente mobiliario, así como los tres gigantescos sarcófagos y una recreación del interior de la tumba KV62 del Valle de los Reyes.
El Museo Liceo también alberga la escultura conocida como Tutankamón y el loto, de 30 centímetros, una talla excepcional que es conocida, sin embargo, por la leyenda que rodeó a su descubrimiento. Y es que apareció extrañamente en la tumba de Ramsés XI, lugar utilizado como espacio de trabajo y almacenaje durante el vaciado de la tumba de Tutankamón. Howard Carter, para acallar las sospechas, aseguró que la figura había sido encontrada en el corredor y que por ello no la había inventariado con el resto de objetos. Entre Los tesoros de Tutankamón, que se completa con fotografías de la época, radiografías del esqueleto del faraón y proyecciones en 3D, hay una carta de Carter a su mecenas lord Carnarvon, que financió la excavación y murió repentinamente meses después, acrecentando la leyenda de la maldición del faraón. Durante doce siglos los arqueólogos buscaron las sepulturas de los faraones y casi ninguna tumba apareció íntegra. Sólo una permaneció olvidada por los saqueadores, hasta que Carter penetraba en ella y se convertía en un mito de la arqueología. Los expertos catalogaron más de 5.000 objetos repartidos en cuatro cámaras, un deslumbrante ajuar funerario que da idea del poder de los faraones, teniendo en cuenta que Tutankamón fue un rey ‘secundario