La Universidad Laboral de Gijón se encuentra situada en Gijón (Asturias, España), concretamente en la parroquia de Cabueñes, a poco más de tres kilómetros del centro urbano. Construida entre 1946 y 1956, es la obra arquitectónica más importante realizada en en el siglo XX en Asturias y es considerada, con sus 270 000 m², el edificio más grande de España.
Esta gigantesca obra, la más representativa del régimen franquista en Gijón, empezó a levantarse en la parroquia de Cabueñes (afueras de la ciudad) en 1948 y se inauguró en 1956.
Concebida en su conjunto como una ciudad ideal, independiente, cerrada y autosuficiente, muy en consonancia con el autarquismo de la época, asombra por sus colosales dimensiones —dos veces y media mayor que El Escorial—, «la riqueza de materiales y la reutilización de modelos arquitectónicos clásicos» (J. Zatón, J. Feito). El núcleo principal del edificio, compuesto por la iglesia —con capacidad para 1.000 personas—, el rectorado y el teatro —para 1.500 espectadores—, se dispone en torno a una gran plaza mayor, parcialmente porticada, en tanto que la organización de las aulas, las habitaciones de los alumnos y las de las monjas clarisas —responsables de los servicios domésticos— responde a un sistema claustral. En el contorno se ubican los talleres, la zona de recreo —provista de jardines, estanque, piscina y pistas de deporte— y la granja-escuela.
La antigua Universidad Laboral tiene el acceso por la torre-puerta de su frente oriental —de espaldas a Gijón—, donde llama la atención un escudo con águila, yugo y flechas soportado por dos ángeles. Tras sobrepasarla, se llega a un rectangular patio circundado por columnas graníticas, a través del cual se ingresa en un desmesurado y claro patio, de 150 m de largo y 50 de ancho (un tamaño muy parecido a la veneciana Plaza de San Marcos).
La torre, con sus 120 m de altura, y la iglesia son evidentes muestras del grandonismo que caracteriza al conjunto arquitectónico. El templo, su realización más impactante, posee un cuerpo central izado sobre escalinatas circulares y otro más bajo y ancho sostenido por columnas. Su altar mayor está rodeado por cuatro columnas de granito rosa, de 40 toneladas de peso y de una sola pieza cada una de ellas. Exteriormente, sobresalen sus siete hornacinas, una de las cuales acoge la entrada; la cónica cubierta, y el linternón de piedra, de 270 toneladas de peso y 17 m de altura. Su cúpula, que descansa sobre veinte pares de nervaduras de ladrillo (del que se emplearon 450.000 unidades), pasa por ser la mayor del mundo en planta elíptica.
Frente a la fachada sur de la antigua Laboral se construyó un impresionante jardín árabe.
La historia de este edificio se remonta a 1945 cuando se decide la creación de un Orfelinato Minero para hijos de fallecidos en accidentes laborales, al que se le da el nombre de Fundación José Antonio Girón, por entonces ministro de Trabajo, quien lo declara como «Obra de urgente ejecución», con las siguientes características: residencia para 1.000 alumnos, talleres industriales, instalaciones deportivas, granja-escuela para atender las necesidades de los alumnos y el aprendizaje de las labores agrícolas, así como suficiente extensión de terreno para los cultivos. También habría alumnos externos.
El diseño fue confiado a un equipo de arquitectos coordinado por Luis Moya Blanco, en el que figuraron su hermano Ramiro Moya, Pedro Rodríguez A. de la Puente y el gijonés José Díez Canteli.
Los jardines son trazados por Javier de Winthuyssen, por entonces Inspector Nacional de Parques y Jardines Artísticos. Las esculturas son obra de Manuel Álvarez Laviada y Florentino Trapero, y los mosaicos se confían a Santiago Padrós, quien recurre al dibujo previo de los mismos sobre cartones realizado por el pintor sevillano Joaquín Valverde.
En el transcurso de las obras el Ministerio de Trabajo decide crear Universidades Laborales para la formación profesional de los jóvenes, de ahí que el Orfelinato Minero acabe transformándose en la Universidad Laboral de Gijón.
La enseñanza y dirección del centro se encomendó a los jesuitas; las monjas clarisas, que llegaron de Zamora y hoy continúan como monjas de clausura, se ocuparon de los servicios de cocina, lavandería, etc.
En 1978 se sustituye a los jesuitas y se entrega la dirección a personal docente de las Universidades Laborales. Éstas acaban siendo sustituidas por la fugaz figura de los Institutos Nacionales de Enseñanzas Integradas, que, tras pasar a titularidad del Ministerio de Educación y Ciencia en 1981, acaban por denominarse Centros de Enseñanzas Integradas, nombre que aún se mantiene, aunque entre los asturianos el centro gijonés sigue siendo la Universidad Laboral o la Laboral.