Os pongo el texto que prepare para el concurso. Trata sobre la vida de Rafael Del Riego, quien con su pronunciamiento militar en 1820 iniciase el trienio liberal durante el cual se acuñaron estos cabezones.
Pretendo que esta moneda sea un homenaje a un grande de España, y no uno de esos que lo fueron por cuna primero y por calentar cómodos asientos de seda con sus traseros atrofiados por la gota después. Éste fue un grande a lo grande y bien merece ser conocido.
Rafael Del Riego nació un 7 de abril de 1784 en Tuña, Asturias. Su padre ejercía de administrado de correos del Principado, lo que aseguraba a Rafael una vida prospera, estudio Filosofía y Leyes en la universidad de Oviedo hasta que en 1807 ingresa en el Real Cuerpo de Guardias de Corps.
No había pasado un año de su ingreso en el ejército cuando tuvo lugar la revuelta del 2 de mayo contra los franceses. Al igual que otros muchos compañeros, deserto cuando le ordenaron unirse a las fuerzas francesas del mariscal Moncey y volvió a Asturias para ingresar en el Regimiento de Infantería de Línea de Cangas de Tineo, con el que participo en distintas batallas hasta que al ser derrotados en Espinosa de los Monteros se vio obligado a huir para caer prisionero meses después. Fue enviado a Francia donde estuvo cautivo 5 años, tiempo más que suficiente para alimentar sus ya de por si bien alimentadas ideas liberales. Consiguió fugarse y recorrió distintos países europeos hasta que desde Inglaterra pudo embarcar con rumbo a España.
Una vez en España se reincorporo al ejército y vivió de primera mano como Fernando VII arrebataba a sus súbditos el sueño de libertad, que más que un sueño ya parecía una realidad. Sueño que nació con la primera constitución española, La Pepa, y que se hizo realidad a base de sangre y hostias en la Guerra de la Independencia, todo mientras el felón de fernandito disfrutaba de un cómodo cautiverio en Francia. Y tal parece que fue mucha la sangre derramada y muchas las ostias dadas contra el invasor, porque 8 años después muchos estaban dispuestos a morir por aquel viejo sueño de libertad.
En 1819 se mascaba un nuevo pronunciamiento militar, a la cabeza del cual se encontraba el general O´Donnell jefe de un ejército de 15.000 soldados que se encontraba en los alrededores de Cadiz, listo para embarcar a América con intención de sofocar las revueltas de ultramar. Dentro de esos 15.000 hombres estaba el ya Teniente Coronel Rafael Del Riego que pretendía participar en el pronunciamiento como segundón, pero el chaquetero de O´Donnell se entero de que habían sido descubiertos lo que provoco la espantada de él y de los de más cabecillas, pasando de este modo Del Riego de segundón a actor principal.
El 1 de enero de 1820, en la ciudad sevillana de Las Cabezas de San Juan, Rafael Del Riego se alzo contra el absolutismo pronunciando el siguiente discurso:
«España está viviendo a merced de un poder arbitrario y absoluto, ejercido sin el menor respeto a las leyes fundamentales de la nación. El rey, que debe su trono a cuantos lucharon en la guerra de la Independencia, no ha jurado, sin embargo, la Constitución; la Constitución, pacto entre el monarca y el pueblo, cimiento y encarnación de toda nación moderna. La Constitución española, justa y liberal, ha sido elaborada en Cádiz entre sangre y sufrimiento. Mas el rey no la ha jurado y es necesario, para que España se salve, que el rey jure y respete esa Constitución de 1812»
De primeras el alzamiento no cuajo y él junto con sus hombres pulularon por el sureste de España durante casi dos meses, muchos de los soldados que le seguían abandonaron en cuanto pudieron, le habían seguido para evitar tener que luchar en América, regresando a la península años después sin un ochavo en los bolsillos y mendigando comida. Cuando parecía que Del Riego acabaría fusilado o exiliado a Francia como los otros muchos que se habían pronunciado y fracasado antes que él, comenzó en La Coruña la sublevación de otros militares que apoyaron las intenciones de Del Riego, extendiéndose rápidamente a toda España.
Los liberales recorrían las calles de Madrid vitoreando la constitución, el duque del infantado y el infante don Carlos llegaron a ordenar que se abriera fuego contra los manifestantes que rodearon el Palacio Real, ordenes que no fueron acatadas por los militares, ni siquiera los guardias de corps estaban de parte del Rey. Acorralado Fernando VII no tuvo más remedio que jurar la constitución y lo hizo con estas palabras “marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional…”.
Tres años y medio duró la monarquía constitucional en España, tiempo en el que Rafael del Riego pasó por distintos cargos desde capitán general de Galicia, cargo que no llego a tomar ya que fue destituido antes por considerársele culpable de los canticos que varios ciudadanos pronunciaron contra el rey durante una obra en el teatro del Príncipe, el famoso:
¡Trágala!, ¡trágala!, ¡trágala!
¡traga la constitución…!
Fue también diputado por Asturias, cargo que no le agradaba ya que se vio obligado a dejar el ejército.
Mientras tanto Fernando VII que de tonto no tenía un nabo, y digo nabo porque el suyo se dice se comenta que era descomunal, algunas llegaron a describirlo como desgarrador, aprovechaba cualquier ocasión para poner la zancadilla a las libertades de forma que no le salpicase demasiado si las cosas no salían del todo bien, de hecho es posible que la mañana en la que se acuño esta monada, los encargados de hacerla pudieron desayunar leyendo los siguientes versos dedicados a las correrías del felón en 1822:
Engañan a nuestro Rey
Siendo lo mejor del caso
que nunca le engaña el bueno
que siempre le engaña el malo.
El héroe de los liberales no solo había tocado la gran nariz de Fernando, también se las había tocado a los absolutistas europeos que no estaban dispuestos a dejar que el “libertinaje” se extendiese por toda Europa. La Santa Alianza decidió enviar a España al ejército conocido como “Los Cien Mil Hijos de San Luis”, a estos cien mil soldados se les sumaron unos treinta mil absolutistas españoles, juntos barrieron España. A su paso fueron muchos los militaruchos españoles que se rendían creyendo equivocadamente que se les mantendrían sus rangos y privilegios.
Ante tales sucesos Del Riego insistió varias veces que se le diese mando dentro del ejército, cosa que como ya he contado le estaba vetada por su cargo político, finalmente consiguió que se le entregase el mando del III ejército. Combatió a los absolutistas hasta que finalmente el 15 de septiembre de 1823 fue hecho prisionero en Jaén y de allí fue llevado a Madrid, durante su transporte sufrió todo tipo de vejaciones lo que ya hacia presagiar un mal final. Una vez en Madrid fue juzgado y condenado a morir en la horca el día 7 de noviembre de 1823 en la Plaza de la Cebada, a donde lo llevaron en un cesto de de esparto uncido a un asno para mayor vergüenza. De las penurias que paso en su cautiverio dio cuenta el inglés George Matthewes, compañero suyo de calamidades desde antes de ser capturados aunque este libro la horca gracias a las presiones diplomáticas inglesas.
Este hombre es el principal artífice de esta maravillosa moneda, que para mi gusto es la más interesante de la época contemporánea Española y que me enamoro desde el primer día que la vi en este mismo foro. Saludos y espero que no os halláis quedado dormidos leyendo este texto de un aficionado