Diseñada por Sylvia Bühler, artista diseñadora de la localidad de Waldstatt.
Festival “Silvesterchlausen” que se celebra en el cantón de Appenzell Ausserrhoden, entre el 31 de diciembre y el 13 de enero.
La leyenda con el nombre de “Silvesterchlausen”, que se celebra en el cantón de Appenzell Ausserrhoden, rodea la imagen de dos de los personajes de la tradición más impresionantes de la región alpina. Los personajes, disfrazados como “Chläuse” van en procesión a través de las aldeas de acuerdo con estrictos rituales de canto, el sonido de campanas y con máscaras de colores. Visualmente, se dividen en el “feo”, el “bonito” y el “muy feo”. Bajo los pies de las figuras aparece la firma de la diseñadora de la moneda.
Silvesterchlausen es un festival de invierno impresionante, con raíces paganas, que se celebra en la víspera de Año Nuevo en diversas ciudades en el cantón de Appenzel Ausserrhoden: Urnäsch, Herisau, Hundwil, Stein, Waldstatt, Schwellbrunn, y Schönengrund
Todas las máscaras son tradicionalmente portadas por los hombres. Las “máscaras hermosas” son portadas por mujeres que llevan vestidos ricamente decorados; las máscaras de los “feos” son portadas por seres peludos con capas de ramas y máscaras de demonios; y el “feo hermoso”, el Silvesterchläuse utiliza una mezcla de ambos. Todos ellos portan campanas, las “Schelli”, grandes campanas de vaca (las campanas pesan hasta 30 kg y han de ser llevarlas todo el día, una tarea exigente); mientras que las “Rolli” o “Rollwieber” en dos correas de cuero en la parte delantera y trasera de su torso.
Por lo general, los Silversterchläuse aparecen en grupos de seis, dos “Rolli” y cuatro “Schelli”. Los hombres son los que solamente participan en la procesión. A las niñas se les permite participar como máscaras en el grupo de los muchachos.
Los Chläuse consiguen estar listos de madrugada, a las cinco o seis. Empiezan bien lejos de la aldea en una granja a la que se ha invitado a la Schuppel para el desayuno. A partir de ahí el movimiento Chläuse va de granja en granja. Al frente de cada casa forman un círculo, haciendo sonar sus cencerros y cantando un “Zäuerli”, un canto a la tirolesa sin palabras. Por último, desea que el dueño de la casa y su familia un feliz Año Nuevo con un firme apretón de manos y pasan a la casa de al lado en el mismo orden en que llegaron.