120 Granas 1750. Carlos VII de Nápoles. El cordoncillo napolitano de ultramar.

Carlos VII de Nápoles y Sicilia

Antes de la llegada de Carlos al trono napolitano, la moneda de mayor módulo de plata de Nápoles era el ducato o ducado. Tenía un peso aproximado de 22 gramos, ley de 900 milésimas y la equivalencia era la siguiente: 1 ducato = 10 carlinos = 100 granas.

Con la entrada de España en la Guerra de Sucesión Polaca (1733-1738) se llevó a cabo la reconquista de Nápoles, que se encontraba bajo dominio austríaco, a consecuencia del Tratado de Rastatt, desde 1714. Fue recogida la noticia con júbilo tanto en España como por el propio pueblo napolitano pues preferían a los españoles que a los austríacos, ya que habían sido doscientos años súbditos del Rey de España. En virtud del Primer Pacto de Familia entre España y Francia, el hijo de Felipe V, Carlos, será proclamado Rey de Nápoles y Sicilia en 1734, tras hacerse con el control de la región napolitana como consecuencia de las importantes victorias en Bitonto y Gaeta.

Este soberano, como ya hará en España, reformó el sistema monetario de este reino del sur de la península itálica. La nueva moneda de plata pasaría a tener un valor de 120 granas y un peso teórico de 25,61 gramos. De los diferentes diseños que se hicieron de esta moneda, se recoge en este post el último, el que presenta su real busto en solitario. Esta moneda con este tipo de busto se acuñó desde 1750 a 1754. En ella se puede leer:

Anverso: CARolvs Dei Gratia UTRivsque SICiliae ET HIERvsalem REX
Reverso: HISPANIARvm INFANS 1750
Diámetro: 41 mm
Peso: 25,3 gramos

En el anverso vemos a Carlos VII de Nápoles con coraza y toga. Sobre su regio pecho descansa la Insigne Real Orden de San Jenaro, creada por él con motivo del enlace con su esposa, la Reina María Amalia de Sajonia, en 1738. Los caballeros de esta orden napolitana tienen el deber de “el crecimiento, a toda costa, de la santísima Religión y virtuosamente obrar para llegar a ser heroico ejemplo de la piedad hacia Dios, y de fidelidad hacia su Príncipe”. En su etapa como Rey de España también creará, en 1771, otra Orden de estética similar a la de Nápoles, de nombre Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, que se otorga todavía hoy para “recompensar a los ciudadanos que con sus esfuerzos, iniciativas y trabajos hayan prestado servicios eminentes y extraordinarios a la Nación”.

En el reverso podemos ver la frase latina Hispaniarvm Infans (Infante de las Españas). Es clara la alusión y vinculación con el reino de España, aunque con independencia para gobernar su nuevo territorio, su condición de monarquía satélite de la española era evidente. Se recuerda que Carlos era hijo Felipe V y hermanastro de Fernando VI, Reyes de España.

El grabador de la moneda fue Giovanni Casimiro De Gennaro, iniciales en el anverso dentro del brazo derecho. En el reverso se pueden ver las siglas de los maestros de ceca, Vincenzo Maria Mazzara y Domenico Maria Mazzara, y del ensayador, Giovanni Russo.

El canto de esta moneda es de cadeneta por cuadrado. Estas monedas suelen presentar normalmente acuñación floja del busto del soberano debido, probablemente, a un uso excesivo del cuño que provocó su desgaste. También es característico de este tipo de piezas que presenten rayitas de ajuste de peso.

Con la muerte de su hermanastro, el Rey Fernando VI, sin descendencia en 1759, Carlos tuvo que dejar el reino de Nápoles, con el lamento de sus súbditos, para hacerse cargo de las riendas de la Monarquía Española. En su nuevo reino fue coronado con el nombre de Carlos III. En el año de 1772, este reformista e ilustrado monarca, abolió la acuñación del estimado y famoso columnario en pos de un nuevo tipo de moneda que representara su real busto togado de diferentes maneras según fuere territorio nacional o colonial. Gracias a esta medida, los súbditos conocerían la apariencia de sus soberanos, ya que hasta entonces sólo era posible conocer su figura en las monedas áureas y en las esculturas, medallas, grabados y cuadros que lucían en las diferentes sedes administrativas virreinales y metropolitanas.

Todo esto se produjo gracias a la Real Pragmática de 29 de Mayo del citado año, en la que se cita para moneda de ultramar lo siguiente:

“Toda la (moneda) de plata nacional columnario que se acuñe en mis casas de Indias y en las de estos Reynos, en cualquiera caso mande labrar en ellos los de esta clase, tendrán en el anverso mi Real Busto, vestido a la heroica con clámide, y laurel, y alrededor esta inscripción “CAROL . III . DEI GRATIA”, debajo el año en que se labre, a la orilla la gráfila, como en el reverso, y al canto un cordoncillo de cadeneta por cuadrado, y otro de frente, y en el reverso se pondrán las armas principales de mi Real Escudo, timbradas de la corona Real, y a sus lados las dos Columnas con una faja que lleve el lema PLVS VLTRA; por fuera de las columnas se colocarán las letras o cifras de la capital, las iniciales de los nombres de los ensayadores de la casa en que se labre y número que señale el valor de la moneda, a excepción del medio Real de esta clase, que no tendrá esta señal, y en la circunferencia del reverso se concluirá con estas letras: HISPAN . & INDIAR . REX”.

Moneda de 8 Reales acuñada en Méjico en 1777 según la Real Pragmática anteriormente descrita:

Cordoncillo de la moneda napolitana de 120 granas:

Cordoncillo de la moneda mejicana de 8 Reales:

Como se puede ver, el canto es prácticamente el mismo. La influencia de la moneda napolitana en el nuevo diseño de la española que crea el monarca es más que evidente. El guiño hacia su añorada etapa como Rey de Nápoles y Sicilia que hace en el canto de los reales españoles pasa inadvertido, pero ha quedado plasmado para la eternidad.