El cuidado de los niños en las aljamas ibéricas.
El archivo de un denario, en fotografia de Durmius en un foro de identificación numismática, nos permite conocer de cerca la vida bulliciosa de las ciiudades ibéricas.
La moneda ha sufrido una identificación Untermann, por lo que sería necesario primero un reconocimiento a éste Sr, para después intuir lo que se le pasó por la cabeza al ponerle el nombre de Olkairum, ¿qué nos querría decir?. Al margen de la historiografía, a nosotros lo que nos interesa és conocer el trato a los niños en el mundo ibérico.
Como podemos observar, la imagen en reverso nos da cuenta de lo que sucedía en nuestras aljamas, a la hora del mediodía, cuando las comadres se van al mercadillo y alguna, por estar cerrada la guarderia o porque el crio es demasiado pequeño, se lo lleva con ella también.
Las ciudades, pletóricas de vida, reúnen en el mercado a numerosos comerciantes, con sus carretas cargadas de hortaliza y algunos vecinos acuden a caballo para hacerles la compra a las señoras.
Son los momentos que algunas madres aprovechan para hablar de la familia del príncipe, de lo guapa que estaba la princesa el otro día, y de las cosas que suelen hablar cuando se juntaban a hacer la compra.
En la escena de la plaza que nos muestra el reverso se observa todo el lógico bullicio de uno de éstos días de feria, y se nos relata un accidente que sucedió, como sin quererlo.
Nuestro personaje, que acompañaba a su madre, quedó un momento solo en el suelo, mientras ésta se distrajo hablando con las vecinas y gateando se salió del corrillo y resulta que fué a pasar un caballero, pero con caballo, con lo cual, a punto estuvo de darle con las patas el pobre animal al pobrecillo del crío.
Estas escenas, aunque puedan parecer sólo de la vida cotidiana, nos enseñan que cuando vamos con los chiquillos al mercadillo, los días de feria, debemos vigilarlos bien, para que no se nos escapen, y que no nos distraigamos mucho de no perderlos de la vista, porque són criaturas y enseguida se van gateando y se enredan y les puede pasar algo, o les puede pillar un caballo, que a veces también cocéan sin querer.
Las aljamas se enfrentaban al problema de los accidentes de menores en la vida diaria y no podían menos que aconsejar en sus escritos a los vecinos de la villa, a unos para que cuando salieran a cabalgar el jamelgo, que anduvieran con ojo en la ciudad los días de feria y a las más de las madres, que andaran con ojo al crío puesto encima de que no les pasara nada.
En anverso, el consejo a las mujeres que le dan mucho al pico y pueden distraer la vista y cuando se dan cuenta al niño le había podido pasar una desgracia. No pasó nada, pero és lo que advierte el pregón, de que mejor que no pase nada, porque si pasa algo, la que peor lo pasa és la pobre madre, por un descuido tonto.
Hemos troceado el pez martillo en inicio de anverso, desde la cola más a la derecha con waw, yod en la aleta lateral y además del pescado en su conjunto (dyg) hemos marcado su cabeza de martillo con tau.
El texto en reverso nos plantea la duda en la lectura de las patas delanteras, ya que aunque hemos marcado jyta, parece que sea una nun la de más arriba y una sín la de más para abajo. Hemos marcado ayin para lo que lleva el jinete en la mano, que también va un poco descuidado o alegre, o cargado el hombre; igual ni le hacen las pruebas de alcolemia, al animal del jinete, me refiero.
En el verso de reverso, hemos dado valor de ras a la cabeza del hombre y también a la del caballo. Hemos dado la vuelta entera al cospel, recorriendo primero las piernas traseras, después la cuja de atrás y el rabo con nun. Ya digo que no sé lo que lleva el hombre en la mano y le hemos puesto ayin con dudas, porque parece tet. Hemos dado valor sade a lo que lleva en la otra mano, pero claro, conducir con una mano en una cosa, la otra en la otra y las riendas qué?., desbocado??.
De alguna forma el texto llama la atención de toda la aljama, hasta de los caballos, para que entre todos no consigan que suceda algo malo a la criatura, porque si sucede algo és para ponerle una corona a todos vamos, hasta al pobre caballo que igual no tenía culpa de nada.
La pieza muestra también la angustia de una madre ante el posible dolor de un hijo golpeado accidentalmente, a veces si las cosas van a peor, supone un recuerdo permanente en su memoria.
La pieza nos recuerda que las leyes están hechas para todos, grandes y pequeños y que todos en armonía podemos conseguir que los niños crezcan felices.
Salud2.