Acuñado después de su muerte, rostro velado, cuádriga rampante recibiendo a Constantino en Apoteosis imperial, debía de verse la mano divina abierta, igual soy yo que no la veo.
Es una muy fantástica moneda, me gusta mucho este tipo, y son más bien escasillas.
La conservación excelente, y la pátina, que ni puesta a propósito.
Enhorabuena.