Buenaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
Hoy os muestro esta pieza de la 5ª Tetrarquía:
PAÍS: Imperio Romano
EMPERADOR: a nombre de Maximino II Daza (mandada acuñar por Constantino I)
VALOR: Nummus
AÑO: 310-2 d C.
DIAMETRO: 23 mm.
PESO: 4,51 gr.
METAL: Bronce plateado.
CECA: Londres
REFERENCIA: RIC VI Londinium 209b
RAREZA: C2 (Muy común)
ANV.: Busto laureado con coraza mirando a la derecha del emperador Maximino II Daza. Alrededor leyenda: IMP MAXIMINVS PF AVG.
REV.: Genio estante mirando a la izq., con pátera en una mano y ¿triple? cornucopia en la otra. En el campo derecho estrella (posible marca de emisión). En exergo marca de ceca: PLN (Pecvnia LoNdinivm). Alrededor leyenda: GENIO POP ROM.
Quinta Tetrarquía (Mayo 311 - Agosto de 313)
Augusto Constantino I controlaba las diócesis de Galia, Viennensis, Hispania, Britania.
- Augusto Licinio I controlaba las diócesis de Panonia, Moesia, Macedonia y Tracia.
- Augusto Majencio controlaba las diócesis de Italia y África.
- Augusto Maximino II Daya controlaba las diócesis de Asia, Ponto y Oriente.
A mediados de 310, Galerio se encontraba demasiado enfermo para involucrarse en la política imperial. Durante este período, su última acción fue la emisión de una carta a las provincias publicada en Nicomedia el 30 de abril de 311 que proclamaba el fin de las persecuciones contra los cristianos y les otorgaba el derecho de practicar su religión libremente bajo la ley y de reunirse pacíficamente. Murió poco después de la proclamación del edicto, lo que condujo a la destrucción de la poca estabilidad existente. Maximino II se movilizó contra Licinio en el Este y tomó Anatolia y apresuradamente se firmó una paz en un barco en medio del Bósforo. Mientras Constantino recorría Britania y la Galia, Majencio se preparaba para la guerra: fortificó el norte de Italia y afianzó el apoyo que le brindaba la comunidad cristiana al permitir la elección del nuevo obispo de Roma, el papa Melquiades (r. 310-314)
Sin embargo, las simpatías populares de las que gozó al principio se esfumaron a causa de los altos impuestos y la retracción comercial y estallaron revueltas en Roma y Cartago; Domicio Alejandro (r. 308-310) pudo usurpar brevemente su autoridad en África. En el año 312, Majencio apenas era tolerado y carecía de apoyo efectivo, incluso entre los cristianos itálicos. Se movilizó contra Constantino I en el verano de 311, mientras Licinio se ocupaba de otros asuntos en Oriente; le declaró la guerra con la intención de vengar la muerte de su padre. Constantino le ofreció en matrimonio a su hermana Constancia (r. 313-324) a Licinio en el invierno de 311-312 para evitar que este se coligase con Majencio. Maximino II consideró el acuerdo como una afrenta a su autoridad, y en respuesta, envió emisarios a Roma para ofrecer a Majencio reconocimiento político a cambio de apoyo militar, pacto que este terminó por aceptar. Según Eusebio de Cesarea, los viajes interregionales se volvieron imposibles y había concentraciones militares por todas partes: «No existía lugar donde la gente no esperara el inicio de las hostilidades».
Los consejeros y generales de Constantino I le recomendaron no realizar ningún ataque contra Majencio; incluso sus augures, que alegaron que los sacrificios produjeron presagios negativos. Constantino I, con un espíritu que dejó una profunda impresión en sus seguidores y que incluso inspiró a algunos a creer que tenía alguna forma de orientación sobrenatural, desoyó todas las advertencias. Cruzó los Alpes cocios a principios de la primavera de 312 con una cuarta parte de su ejército, aproximadamente cuarenta mil soldados. La primera batalla tuvo lugar en Segusio, que fue tomada por la fuerza, pero Constantino I impidió a sus tropas que saquearan la ciudad, ya que prefería continuar su avance al interior de Italia. A partir de ahí, prosiguió con su marcha.
Se topó con una gran fuerza de caballería bien armada al acercarse a la importante ciudad de Avgvsta Tavrinorvm, a la que venció. Avgvsta Tavrinorvm se negó a dar refugio a las fuerzas en retirada de Majencio, ya que prefería alojar a Constantino I y a sus tropas. Otras ciudades de la llanura padana enviaron emisarios a Constantino I para felicitarlo por su victoria. Constantino I se trasladó a Mediolanvm, que le abrió las puertas y lo recibió con alborozo; allí descansó su ejército hasta mediados del verano de 312, cuando que se trasladó a Brixia. El ejército de Brescia se dispersó con facilidad, y Constantino I avanzó rápidamente a Verona, donde acampaba un gran ejército enemigo.
Ruricio Pompeyano, general de las fuerzas veronesas y prefecto del pretorio de Majencio, se opuso al emperador invasor en dos enfrentamientos consecutivos a las puertas de la ciudad, que condujeron a la muerte del primero y a la destrucción de su ejército. Verona se rindió poco después, seguida por Aquilea, Mutina y Rávena: la ruta directa a Roma quedó expedita. A orillas del Tíber, cerca del puente Milvio, derruido para estorbar el acceso a la ciudad, Constantino I se enfrentó al último ejército de su rival, mandado por el mismo Majencio. Éste trató de huir al darse cuenta de que su ejército estaba siendo vencido, pero fue empujado al Tíber en medio del alboroto causado por la derrota de sus soldados y se ahogó. Constantino I entró en Roma el 29 de octubre y protagonizó un gran adventvs en la ciudad, donde el pueblo lo recibió con gran alegría. El cuerpo de Majencio fue sacado del Tíber y decapitado para pasear la cabeza por las calles para que todos la vieran. Después de las ceremonias, la cabeza fue enviada a Cartago, que se sometió al vencedor.